Alexander Kristoff, el noruego del Katusha, ha ganado la etapa más triste de la historia de los 3 Días de Depanne. Una jornada en la que nadie tenía ganas de nada. Un día en la que los que nos dedicamos de una u otra manera a algo relacionado con el ciclismo no tenemos ganas de nada. Sólo de descubrir que todo lo que hemos vivido este fin de semana ha sido un mal sueño. De despertarnos en la cama y darnos cuenta de que es sábado y que el Criterium Internacional y la Gante-Wevelgem todavía tienen que disputarse. Y que todo ha sido una pesadilla.
Pero no. La realidad es así de cabrona y los corredores, los mismos que una vez más han tomado la salida en una carrera sin haber exigido, más allá de cuatro brindis al sol en las redes sociales, una reducción del número de vehículos a su alrededor, han seguido haciendo su trabajo. Han seguido siendo adelantados, como muestran los vídeos y fotos que algunos de ellos han colgado en las últimas horas en Twitter.
Seguimos todos con un nudo en el estómago sin acertar a comprender qué ha pasado y, por supuesto, sin entender porqué dos chicos de 22 y 25 años se han dejado la vida en la carretera. Y no lo entendemos porque la cuestión es mucho más sencilla: no hay porqué que lo explique.
Sí hay, sin embargo, un relato cada vez más claro sobre las circunstancias que el pasado domingo llevaron, durante la disputa de la, Gante-Wevelgem, a la muerte de Antoine Demoitié. Desgarrador y durísimo ha sido el relato hecho por Julien Jurdie, director deportivo del AG2R y una de las personas que más de cerca vio lo sucedido.
En declaraciones realizadas a la web Cyclingnews, Jurdie rememora que “íbamos en el coche detrás de un grupo de unas 30 unidades que intentaba volver a tomar contacto con los que marchaban por delante. Recuerdo que acabábamos de pasar Cassel. El viento soplaba a favor y la carretera era descendente. Creo que íbamos a unos 70 kilómetros por hora y, de repente, vi que varios corredores se caían”.
El director del AG2R explica lo sucedido a partir de ese momento. “De forma inmediata, oí por la radio el mensaje de “¡caída, caída, caída!”, pero en una fracción de segundo también vi que un motorista se echó encima de los corredores. Ese hombre nunca tuvo la opción de frenar a tiempo”.
De forma inmediata Jurdie supo “que se trataba de algo muy grave. Fue una imagen que preferiría no haber visto nunca. Todo el mundo ralentizó la marcha e inmediatamente me invadió la sensación de que esta no era una caída como las demás. Junto a Marc Accard, nuestro mecánico, miré con miedo a lo que me iba a encontrar. Vimos como Ahlstrand se volvía a subir a la bici y que el corredor del Lampre hacía lo mismo. Fue entonces cuando vi a dos corredores del Wanty. Demoitié estaba en el suelo en posición fetal. Una imagen horrible. Las caras de la gente alrededor reflejaban claramente el pánico de la situación. Casi inmediatamente llegó una ambulancia, pero ya me temía que se estaba avecinando una tragedia”.