Redacción / Ciclo21
Cuando el ciclismo ya se había recuperado de las formas y salidas de tono del excéntrico Oleg Tinkov, otro millonario encaprichado en tener un equipo ciclista, Rick Delaney se ha enfadado de tal manera con el planeta entero que ha decidido dar un sonoro portazo dejando en la calle, antes incluso de que termine la temporada, a todos los corredores, técnicos, mecánicos y demás personal de su Aqua Blue Sport, conjunto que el año pasado estuvo en la Vuelta a España (ganando la etapa de Los Machucos con Stefan Denifl) y que este año montó en cólera al no ser beneficiario de su segunda wild card consecutiva tras la decisión de Unipublic de invitar a los tres procontinentales españoles y a Cofidis, cuya relación de patrocinio con la ronda española no se escapa a ningún observador. Todo ello, sin mencionar que, pese a ese ya mencionado triunfo en Los Machucos, Aqua Blue Sport terminó la Vuelta con el último puesto en la clasificación por equipos dejándose más de nueve horas respecto a la escuadra vencedora e invirtiendo tres más que el equipo que le precedió en esa tabla.
Pero la infantil reacción de Delaney no sólo ha afectado a los actuales trabajadores de la estructura, sino que ha dejado en una situación muy complicada a otras personas cuyo futuro pasaba por la escuadra irlandesa en la próxima temporada. Uno de esos afectados, según ha podido saber Ciclo21 ha sido el corredor español Juanjo Lobato, que había llegado ya a firmar un acuerdo para recalar en el conjunto irlandés en 2019. El de Trebujena, que no ha querido hacer declaraciones al respecto al ser preguntado por este extremo, había estado negociando, además de la renovación con su actual equipo, el Nippo-Vini Fantini, su futuro con, al menos, otras dos escuadras, pero había decidido finalmente aceptar la oferta de los irlandeses que ahora le han dejado en la estacada y con la obligación y el apremio de volver a buscarse un contrato para la próxima campaña.
Cuando el próximo 31 de diciembre Juanjo Lobato se coma las uvas, seguro que lo hará con la intención de olvidar un 2018 que para él ha sido complicado tanto en lo personal como en lo profesional. Tras comenzar el año siendo expulsado de la concentración de su entonces equipo, el LottoNL-Jumbo que, poco después, anunciaría su despido, el andaluz explicaba posteriormente su versión de los hechos en una sentida carta abierta que arrojaba luz sobre las circunstancias que atravesaba el velocista y que acabaría por marcar el inicio de una recuperación de su imagen que acabó con su desembarco en el Nippo-Vini Fantini. Aunque, por el momento, no ha podido anotarse ningún triunfo, sí ha completado algunas actuaciones interesantes para un equipo que, según fuentes cercanas a la negociación, le ofreció la renovación y que ahora, ante esta nueva situación, no ha tenido problemas en retomar las negociaciones con su todavía corredor pese a aquella negativa inicial por parte del español.