Cuando pasamos lista a las personalidades de 2015 no podemos omitir el nombre de este ciclista sardo cuya sonrisa excede el ancho de la fotografía y sus piernas se mueven al ritmo del infierno en cada cuesta.
Fabio Aru es top 3 en la lista de cualquier amante del ciclismo en el año que se acaba. En ocasiones, me han comentado que el italiano no es santo de devoción en este mal anillado cuaderno y no es que no lo sea, es que, no sabría cómo explicarlo, no acabamos de identificamos con él como sí demostramos con otros corredores.
Sin embargo una cosa es clara, este italiano lo que tiene se lo ha ganado a pulso. Sin dudarlo, hablamos de un sufridor nato, que quizá no tenga el talento de Landa, ni la clase de Chaves, ni la ubicuidad de Kwiatkowski, ni el carisma de Sagan, sus compañeros de generación, pero si mezclamos todo lo que los otros tienen en este sardo, sale devoción por la bicicleta, entrega sin remilgos.
Lo vimos en el Giro, una semana central terrible, quedándose de Landa, de Contador, una crono terrorífica en la que el rosa le resultó hiel y sin embargo se rehizo al final. Lo vimos en la Vuelta donde también pisó todos los estados de ánimo y físicos y al final emergió en una etapa maravillosa por el diente de sierra de Madrid.
Artícul completo de Joan Seguidor aquí