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‘Gracias Alonso’, se lee en pancartas al paso de la Vuelta. Le agradecen haber apostado por el ciclismo y haber salvado al Euskaltel. Al equipo vasco ya le han dicho que en la etapa del Angliru, por si acaso, reserve un hueco en el coche para Fernando Alonso. Que viene. De invitado, de copiloto. Terremoto en la Vuelta. El equipo vasco vive en plena tormenta mediática.
No ha ganado ninguna etapa. No tiene a nadie para pelear por la general. Maneja uno de los presupuestos más bajos del UCI World Tour. Y hasta el pasado lunes estaba sentenciado. Ahí se hizo la luz. La bombilla de un nombre, Fernando Alonso, que avalará con su fortuna personal un nuevo equipo contruido sobre las cenizas del Euskaltel. Desde ese rescate, el equipo vasco es el centro de la Vuelta. La salvación, sin embargo, ha traído incertidumbre entre los técnicos, auxiliares y corredores. Salvo los ciclistas con contrato para 2014, el resto no sabe si continuará en la nueva nave. Temen que para ellos sí sea el final.
Metido en una contrarreloj, Kiko García, el elegido por Alonso para montar el equipo, ha iniciado los contactos. Con masajistas, con mecánicos, con médicos… Ha sondeado en otros equipos. Prima que sean asturianos. El Principado será el eje del nuevo proyecto. Esos movimientos culebrean por el pelotón. Se conocen. Y llegan a los oídos de los miembros del actual Euskaltel. La reacción es inmediata: si vienen otros, aquí sobra gente. Ni el mánager, Igor González de Galdeano, ni los directores -Gorka Gerrikagoitia, Álvaro González de Galdeano, Óscar Guerrero y Álex Díaz-, ni los médicos, ni el resto de la plantilla técnica conocen su futuro. Muchos de ellos tienen contrato para las próximas temporadas. Kiko García, que consulta con el exciclista Chechu Rubiera, apenas ha tenido tiempo para confeccionar el proyecto de Alonso.
