Ayer, mientras quemábamos kilómetros de la basura hacia Prato Nevoso, esos kilómetros que enervan a Javier Ares, porque no pasa nada, en Eurosport entró Eusebio Unzué.
Contrariamente a otras veces, Eusebio Unzué dejó titulares.
Se mojó vamos, algo que no acostumbramos a presenciar.
Aunque se mojó para el lado que le interesa.
Eusebio Unzué y los corredores suplentes
El mánager volvió sobre algo que nos es la primera vez que oímos y que ya se publicó en Ciclo 21 en noviembre: tener suplentes en las grandes vueltas. Incluso valoró la posibilidad de que un ciclista lesionado pueda quedarse en el dique seco dos días y vuelva a competir.
Lo curioso fue que el propio Ares se alineó con él, casi antes que lo dijera.
Sea como fuere, Eusebio Unzué acabó diciendo que por ahí van los tiros.
Es decir, que la parroquia se puede poner como quiera, que mucho me temo que tendremos cambios, tarde o temprano, a la vista.
Cambios que, para felicidad del mánager del Movistar Team, abundan en la calidad y profundidad de la plantilla de los equipos más potentes.
Es decir, se quita un ciclista por equipo para restarle potencial y capacidad de bloqueo, pero se puede dar la opción de meter ciclistas de refresco según avance la carrera.
A mí me suena lo comido por lo servido.
Nadar y guardar la ropa, cuestión en que Eusebio Unzué es especialista y casi catedrático.
Habla, curioso, del espectáculo porque los ciclistas irán más enteros.
Lo aduce el responsable de un equipo que ha hecho de la especulación un arte, salvo cuando Valverde se ha desmelenado y a la espera de ver qué es capaz de aportar Mikel Landa de improvisación y fresco.
Porque Nairo se ha convertido en el ciclista prototipo de los azules, con el codito siempre pidiendo relevo.
Así las cosas, no se puede hablar de espectáculo mientras el regulador no ponga unas normas que impidan por ejemplo que haya superequipos que hacen y deshacen a placer en las grandes carreras.
Si Movistar va a ir al Tour con tres líderes, mientras otros equipos tendrán problemas para acabar la carrera con todos sus efectivos.
Ahí reside la clave del espectáculo. En idear un sistema que reparta mejor el talento.
Artículo completo en El Cuaderno de Joan Seguidor