Con la creación de esa liguilla de clásicas autodenominada ‘Flanders Classics’ sucede como antiguamente ocurría con la Copa del Mundo. Carreras de gran calado histórico o de una dureza similar a las otras se ven relegadas a una especie de segundo plano mediático por su no inclusión entre las elegidas. Es cierto, claro, que con la Copa del Mundo las no escogidas no podían hacer mucho ya que era la UCI la que imponía el calendario y con el ‘Flanders Classics’ son los propios organizadores los que eligen estar o no en ese minicalendario.
Recorrido, rutómetro y todos los muros
La Kuurne-Bruselas-Kuurne (KBK), 1.1 UCI, es una de esas pruebas que ha decidido, por ahora, mantenerse fuera del circuito de clásicas flamencas (ya hablamos que la intención es ir agrupando cada vez más carreras), pero eso no debe de engañarnos ya que las grandes figuras estarán, al igual que el día anterior en el Omloop Het Nieuwsblad, en la salida de Kuurne. Pese a todo, la KBK no logrará, salvo que afronte un cambio de fechas, sacudirse la etiquita de la hermana pobre del fin de semana inaugural del ciclismo adoquinado.
El pasado año, con un invierno mucho más duro que este en Centroeuropa, la carrera tuvo que ser finalmente suspendida debido a la gran cantidad de nieve que se había acumulado sobre las carreteras y caminos por los que debía de transitar, un peligro que, salvo sorpresa mayúscula, este año no existe.
Como ya sucede con el Omloop Het Nieuwsblad, la KBK es una prueba con un pronóstico muy complicado debido al hecho de que las grandes citas están todavía lejos para los grandes favoritos y muchos segundas espadas o corredores jóvenes con ganas de lucirse pueden buscar su oportunidad.
Ya hemos visto que a Tom Boonen, aunque lo acusa al frío que pasó durante la disputa del OHN, no le ha venido bien el cambio de ambiente de Oriente Medio a su país natal. Pese a ser un fandrien puro, el de Omega Pharma prefiere climas más cálidos y ya está invocando a todos los dioses para que se lleven las nubes y luzca el sol. Pese a ello, en Bélgica ya han saltado todas las alarmas en cuanto a su estado –cuando hace apenas 24 horas le calificaban de imbatible– y, tras su 33º puesto en Gante, ‘Tornado Tom’ querrá hacer un buen papel para, al menos, quitarse la presión de encima de una semana entera con toda la prensa especulando en torno a su verdadera condición física.
La KBK es una carrera dura. Nadie lo duda. Pero también es cierto que sus ocho ascensiones no le confieren el estatus que pueden tener otras clásicas del calendario flamenco. Sus subidas menores en número, al igual que sus tramos de adoquín, más suaves; no la hacen una carrera tan temible como el OHN o el E3 Harelbeke.
Empecemos por la característica más famosa de las pruebas flamencas: las subidas. Edelare Top, La Houppe, Kanarieberg, Kruisberg, Cote du Trieu, Tiegemberg, Holstraat y Nokereberg son cotas que, de entrada, no dicen mucho a los aficionados al ciclismo. Al menos, en cuanto a los nombres que relacionamos con las grandes citas belgas. Además, la última de estas dificultades se situará a 53 kilómetros de meta, algo que sin duda no favorece el espectáculo, pero abre las opciones a los sprinters más puros para anotarse una prueba flamenca.
Ian Stannard era uno de los nombres que sonaba con más fuerza de cara a conseguir un triunfo que, con la potencia del Sky apoyándole, parecía muy a su alcance, pero el triunfo en el Omloop Het Nieuwsblad de hoy le descarta virtualmente para Kuurne, máxime teniendo en cuenta las durísimas condiciones en las que se ha disputado la carrera de Gante.
Tras lo que hemos podido comprobar hoy, uno de los nombres propio y ruedas a tener en cuenta en la KBK va a ser el jovencísimo (22 años) Arnaud Démare, que ya estuvo a punto de subirse al podio en esta carrera hace dos años y al que hemos visto muy activo en el OHN. Su velocidad punta y capacidad sobre los adoquines le convierten, probablemente, en uno de los máximos favoritos al triunfo final.
Por supuesto, por muy mal que les haya ido en la hermana grande de la KBK, no se puede descartar, bajo ningún concepto, a cualquiera de los grandes nombres del Omega Pharma-Quick Step. Niki Terpstra ya ha demostrado estar a un grandísimo nivel mientras que, por los motivos antes comentados, Boonen o Stybar tienen casi la obligación de estar siempre delante y dejarse ver.
Edvald Boasson Hagen podría adoptar el rol de único jefe de filas en el Sky tras la victoria de Stannard en Gante. Ya hemos visto que, al contrario de lo que sucediera el pasado año, los británicos han preparado a la perfección este inicio de la campaña de clásicas, por lo que la potencia de la escuadra unida a la capacidad del corredor nórdico deberían de ser garantía de, al menos, una enorme presencia en carrera.
Egoitz García, noveno en el Omloop Het Nieuwsblad, podría ser una de las agradables sorpresas de la carrera de Kuurne. En el OHN ha podido estar siempre con los mejores hasta la última subida al Leberg, por lo que la menor dureza de la KBK podría jugar muy a su favor. Además, su gran papel en Gante debería de reforzar su posición dentro del Cofidis.
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