Las redes sociales se han convertido en un arma de destrucción masiva de amistades, reputaciones y, sobre todo, las más básicas reglas de educación. Tras la explosión hace dos días del Caso Froome, han sido ya muchos los miembros de la familia ciclista que, a través de Twitter o Facebook, han hecho pública su opinión. Uno de los más contundentes ha sido, tal y como contábamos ayer, Tony Martin, que acusa a la UCI de tener un doble rasero con Froome y el resto del pelotón.
Pero si lo del alemán fue un encendido escrito que, compartido o no por el lector, está razonado y fundamentado con ejemplos que al de Katusha le parecen evidentes, el incendio provocado ayer por Catherine Wiggins, mujer de Sir Bradley Wiggins, fue espectacular por la dureza del insulto usado contra Chris Froome.
No es ningún secreto que la relación entre Froome y Wiggins es mucho peor que inexistente. Los dos excompañeros se odian y Froome fue de los pocos corredores de Team Sky que el pasado invierno, en plena tormenta por el famoso paquete entregado a Wiggins, no apoyó públicamente al ahora remero, a Sir Dave Brailsford y a su escuadra.
Ahora, claro, todo aquello ha vuelto a salir a la luz y eso ha molestado enormemente a Catherine Wiggins que se despachó a gusto en Facebook. “Me pongo enferma (…). Si creyera en la teoría de la conspiración, diría que han tirado a mi chico bajo el autobús a propósito para cubrir al rastrero reptil”
El mensaje, que fue posteriormente borrado de su cuenta, estuvo el tiempo suficiente para que más de un usuario tomara pantallazos que muestran el enfado de la mujer de Wiggins que, posteriormente, colgó un nuevo mensaje en el que pedía disculpas por su salida de tono y lo achacaba todo a que “demasiado estrés me ha superado. No era mi intención echar más gasolina al fuego”.