Todavía está sorprendido. No se esperaba ganar y, tal vez, no creía que la victoria del domingo en la general de la Volta a Portugal fuese a traer todo lo que está viviendo. A Alejandro Marque (A Estrada, 1981), un obrero del pedal que estuvo a punto de dejar el ciclismo, no le para de sonar el teléfono. «Llaman de la televisión, vosotros, las radios… Es increíble. No pensé que fuera así. La celebración de ayer [por el domingo] en Sobrado también fue descomunal… No me lo creo», dice.
-Esto no le ha llegado por casualidad. Dicen quienes le conocen que no ha parado de trabajar, que se lo merece de verdad.
-Detrás de este triunfo hay muchos kilómetros. Buenos y malos momentos sobre la bicicleta, que ahora se ven recompensados. Por eso estoy tan feliz. Todo tiene sentido.
-¿Estuvo a punto de dejarlo?
-Cuando corrí en el Boavista [temporada 2004/2005] me rompí el radio. Al acabar el año todas las ofertas eran a la baja. Empecé a echar números y vi que no me compensaba… Pero al final me pude reenganchar.
-¿De quién se acordó cuando cruzó la línea de meta?
-Sería injusto si dijese que de una sola persona. Hay mucha gente. Los más importantes de mi mujer y mi hijo; también de mis padres y de mi familia; de mis compañeros Gustavo César Veloso, que se merecía la Vuelta tanto o más que yo, y Delio Fernández; y de David Blanco y Ezequiel Mosquera, que me han ayudado mucho.