Los malos augurios que se cernían sobre la persecución por equipos masculina española se han confirmado este fin de semana en la quinta y última manga de la Copa del Mundo de pista celebrada en Minsk (Bielorrusia). Y es que, a falta de la confirmación UCI pero siguiendo el cálculo realizado por un experto como Didac Navarro -ex seleccionador y preparador de varios pistards-, España no ha logrado su clasificación para el Mundial de Apeldoorn (Países Bajos): ahora mismo ocupa la decimocuarta plaza y solo clasifican doce países. Y aunque se da por segura la renuncia australiana… la cuarteta española seguiría fuera salvo milagro o inesperada decisión del máximo organismo ciclista mundial. Y sería la primera vez que pasase desde que tengo recuerdos ‘pisteros’, con la única excepción de Los Ángeles 2005, aunque la ausencia en aquella cita se debió a una injustificable negligencia administrativa, ni técnica ni deportiva.
Como recordábamos el viernes en la primera parte de esta serie, dedicada a la velocidad, la pista española vivió también en el fondo un momento mágico a principios de siglo, que se plasmó en los bronces mundialista y olímpico de 2004, con aquel histórico equipo con Sergi Escobar, Carlos Castaño, Asier Maeztu y Carles Torrent, con Guillermo Ferrer como quinto hombre. Pero a diferencia de las pruebas cortas donde no se plasmó el relevo, en los siguientes años se mantuvo un nivel aceptable, cercano a los podios, y con la entrada de una nueva generación con plenas garantías.
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Uluru: La realidad de la pista en España (I): la velocidad masculina