El año pasado, por estas fechas, pudimos hacer un comentario sobre el Movistar Team y su renovado cetro al frente de la UCI. Aquellas apreciaciones despertaron un comentario de uno de nuestros lectores que fue tal que así: “Considero que el Movistar actual es la pared maestra del ciclismo español desde hace décadas. Superior al Kas ya hace bastante tiempo”.
Partiendo de la base de que estamos totalmente de acuerdo, esa reacción fue la respuesta a un serial de afirmaciones que un año después seguimos viendo y creyendo vigentes:
“El Team Movistar ha cerrado por segundo año consecutivo al frente del World Tour de equipos. Números limpios, palmarés interesante,… el equipo azul, el único español en el máximo nivel, se maneja entre los mejores y los bate. Numéricamente es inapelable. En su balance cuentan con 34 victorias repartidas entre diez ciclistas, pero esa cifra, interesante sin duda, tiene aristas”
“El discurso complaciente del cuadro azul encierra matices que por otro lado no quieren explicar”
“Las grandes citas han caído en manos de otros y es ahí donde nos detenemos: ¿compensa un número uno en el WT o victorias como Lieja, Lombardía o etapas en Tour y Vuelta? No pocas carreras se perdieron por estrategias prendadas en miedo y conservadurismo”
“Pero hay otra parte de la historia y esa no es culpa de Movistar y sí de la crisis bestial que estamos viviendo. Como único equipo español en el máximo circuito, Movistar es cuello de botella para todo el talento que surge en el pelotón español. Cualquier atisbo de progresar pasa por manos de Eusebio Unzue y los suyos”
“Si España encabeza el WT lo normal es que Movistar sea el mejor equipo del mundo, muy mal se habrían de hacer las cosas para que no fuera así“
Estos párrafos fueron hace un año cuando en el balance lucía el Giro de Nairo como gran pieza, cambiad la carrera rosa por las clásicas de Valverde, el doble podio en el Tour y tachán: tenemos una lectura casi idéntica a la de entonces.
Movistar vende, y hace bien porque es la misión de sus voceros, que son el mejor equipo del mundo cuando no serlo sería un pecado dada la cantidad de buenos ciclistas españoles, los mejores del mundo según la UCI, que visten su maillot. El ciclismo español pasa sí o sí por la suerte de Unzué y acólitos, siempre dispuestos a dar un paso atrás, a amarrar el resultado, con calculadora en mano y los puntos bien claros en la cabeza por si una general por equipos o un título UCI emerge en el horizonte.