Desde su confinamiento por la pandemia de coronavirus, Mikel Landa cuenta a RTVE sus impresiones tras darse a conocer el nuevo calendario. Y es que la fecha puesta por la UCI y la organización del Tour (del 29 de agosto al 20 de septiembre) más que ‘oficial’ es una ‘esperanza oficial’ porque todo queda supeditado a que sanitariamente sea posible llevar a cabo la ‘grande boucle’ en ese momento. Decidirá la pandemia. Landa lo sabe: «Es cierto que aún no se ha confirmado, ni se sabe si se podrá continuar esta temporada. Pero mientras sea aplazar y no suspender creo que es algo bueno para el ciclismo y para volver a la normalidad. Nos da un poco de esperanza».
Una esperanza que pone del revés su planificación de hace sólo unos meses. El ciclista vasco, que por primera vez en su carrera iba a afrontar una grande como líder absoluto de su equipo (Bahrain), echa cuentas y le salen para poder ir ahora a dos grandes: «El Mundial era un objetivo mío desde principio de temporada y ahora estando tan cerca del Tour (tendrá lugar en Suiza tan sólo una semana después de llegar a París) creo que me beneficia porque saldría de Francia con un buen golpe de pedal. Vamos a seguir soñando, esperando buenas noticias y ojalá podamos ir al Tour, al Mundial y que esa planificación de fechas haga posible que se pueda correr la Vuelta».
Desde el entorno del ciclista alavés nos matizan que eso de correr la Vuelta sólo es una esperanza y que igual se “ha venido un poco arriba” al decirlo. Porque aún se desconoce si habrá Vuelta y si la hubiere, tendría lugar en pleno otoño. De hecho, acabaría ya entrado el mes de noviembre. Lo que supone frío, viento, lluvia… elementos que no arredran a un ciclista nacido y criado en el País vasco, quien estos días pasa el rato entre el rodillo y su nueva afición: el bricolaje.
En este tiempo de confinamiento Landa ha convertido su casa de Murgía (Álava) en su particular plató de Bricomanía. Fabrica colgadores para la bici, herramientas, arregla muebles… cualquier cosa que le mantenga alejado de pensamientos negativos. Y de dar vueltas a lo mismo. Aunque a lo que más le da vueltas es al rodillo. Esta semana, tanto Landa como los ciclistas de la Fundación Euskadi (que él mismo preside) pretenden recaudar 50.000 euros destinados al Banco de Alimentos del País Vasco y Navarra. Cada kilómetro recorrido se transformará en un euro.