El danés Mathias Larsen fue una de las siete caras nuevas del tercer proyecto de la Fundación Alberto Contador en la categoría continental. El ciclista escandinavo, campeón mundial de madison en la categoría júnior formando pareja con su compatriota Julius Johansen, se estrenó con sus nuevos colores en un par de trofeos de la Challenge de Mallorca, fue de la partida en la Volta a la Comunitat Valenciana, afrontó la Clásica de Almería y el Tour de Antalya. Nueve días de competición para un Larsen que aún no ha podido desplegar sobre el asfalto la velocidad y la potencia que le avalan desde las categorías inferiores.
-¿Qué tal fue el proceso de adaptación al equipo con su calendario?
-Ha sido un arranque de temporada con mucho nivel y siempre está esa dificultad de llegar a una categoría nueva. Personalmente me siento bien, cada vez más fuerte, estoy muy satisfecho con la planificación que nos hace Carlos Barredo. Si quieres ser mejor, tienes que enfrentarte a los rivales más duros en las carreras más duras. Unos rivales más fuertes, una mayor competencia, siempre te hará más fuerte.
-También con momentos duros para ti…
-La Vuelta a la Comunitat Valenciana la verdad es que es un pequeño borrón, un mal recuerdo. Allí lo pasé muy mal. En la segunda etapa me retiré. Una mala experiencia de la que aprendí mucho.
-Las dificultades orográficas no son grandes aliadas para tus dotes ciclistas y asumes esta carencia con la naturalidad propia del que habitualmente vive en un entorno tomado por las llanuras…
-La montaña es mi talón de Aquiles. En Dinamarca no tenemos grandes montañas. En todas las carreras al final, de una forma u otra, hay montaña, hay subidas. Eso es un problema para mí. Tengo que seguir entrenando para mejorarlo. No sé trata de ir a un sitio, subir una vez una montaña y ya está, subes bien. No. Hay que entrenar mucho. Escalar, escalar, escalar… Una y otra vez.
-Y en esa empresa precisamente te sorprendió el estallido a nivel europeo de la crisis sanitaria derivada del coronavirus…
-Estaba en Mallorca con varios amigos, unos días de entrenamiento en la isla, cuando el tema se puso muy serio. El gobierno de nuestro país hizo un llamamiento para que volviéramos cuanto antes, porque se iban a cerrar las fronteras. Tuvimos que volver a toda prisa. El vuelo, además, fue bastante caro. Pero regresamos lo antes posible. Al poco Dinamarca cerró sus fronteras. El coronavirus no fue especialmente dañino en nuestro país, pero sin duda por este tipo de medidas.
-En casa te encontraste unas condiciones diferentes a las que se han vivido en otros países, como España o Italia, por ejemplo, en lo que a ejercitarse en exterior se refiere…
-Se podía salir fuera, pero en función del momento un número máximo. Al principio, por ejemplo, dos corredores juntos como máximo. La situación, vista así, no era tan mala. En comparación con lo que me contaban los compañeros españoles o italianos, sin duda. Aquí podías al menos salir a rodar. El rodillo al final es muy aburrido y para la mente desde luego el poder salir es más que una vía de escape. Con el paso del tiempo las medidas de control fueron relajándose. En unas semanas se podrían juntar hasta siete corredores. Desde este pasado lunes, 8 de junio, se pueden concentrar quince…
-¿Cómo eran algunas de las medidas adoptadas en tu país?
-Ante todo, como en todos lados, la prioridad era la salud pública. Es nuestra responsabilidad. A mis abuelos por ejemplo no les hemos visto en todo este tiempo por una cuestión de precaución. En Dinamarca sobre todo impera la medida preventiva de la distancia social. En el supermercado, cuando vas a pagar en la caja, tienes que mantener un metro y medio. Las mascarillas no son obligatorias. Se ve alguna, sobre todo entre la gente mayor. Como una medida de protección. Sitios como clubes nocturnos donde puedes quedar con tus amigos aún no están abiertos.
-Pese a esa mayor laxitud, también ha sido período difícil para ti…
-A nivel mental ha sido duro, especialmente por el hecho de que no sabes cuándo volverás a competir. Cuando entrenas lo haces para prepararte para la competición. Entrenarte sin carreras en el horizonte no es fácil. No es sencillo decirle a tu mente que tienes que seguir trabajando aun cuando no hay perspectivas a corto plazo sobre el para qué… Pero tienes que seguir entrenándote, cuidando tu alimentación, tu descanso… Es un período raro, como de final de temporada. Pero tienes que seguir siendo igual de serio. De alguna forma el enfoque de estos días es ese: como si estuviéramos en invierno. Entrenándonos mucho. Sin perder de vista que estás en casa, algo que por nuestra actividad no es lo más habitual en estas fechas, y que también puede ser algo para aprovechar y divertirse. Pasar tiempo en casa con la familia, con tus hermanos y tus hermanas… Carlos Barredo está haciendo un gran trabajo con su programa de entrenamiento. El trabajo lo hacemos por la mañana y luego por la tarde es tiempo para el relax.
-¿Confía Mathias Larsen en un retorno cercano de las competiciones?
-Sí tengo esa confianza. Personalmente amo correr en bicicleta. Me encanta, es lo que más me gusta en el mundo. Y mi objetivo es volver a competir con el Kometa-Xstra, ayudar al equipo en todo lo que pueda, apoyar a mis compañeros, lograr buenos resultados,… Está claro que toda esta situación ha sido excepcional y hay que aceptar que por mucho que el ciclismo sea muy importante para uno mismo hay cosas que son más grandes. La salud es una de esas cosas. Pero sí, confío en ese retorno.
-En Dinamarca, sin embargo, su Vuelta a Dinamarca ya se ha confirmado como una de las citas que finalmente no tendrán lugar en este 2020 aunque había entrado en el calendario provisional de la Unión Ciclista Internacional…
-Sí, aunque también parece que se empieza a abrir un poco, lentamente, la posibilidad de que haya competiciones. Este domingo, por ejemplo, se disputarán algunas pruebas de categorías inferiores. No es algo fácil de decir. Son múltiples factores alrededor de este deporte. Es una cuestión que depende de las autoridades, son ellas las que deben dar el OK. Es cuestión de esperar a ver qué van diciendo.
-Desde un prisma de distancia social, aunque su desarrollo es en exterior, el ciclismo es un deporte complejo…
-En un pelotón es imposible mantener la distancia de seguridad. Doscientos corredores rodando muy juntos, con múltiples situaciones que son parte del ciclismo y que se desarrollan en un espacio mínimo: beber agua, destaponarse las fosas nasales, escupir… La única solución real es el descubrimiento de la vacuna. Hay que confiar en que llegue pronto. Cuando todo el mundo está en problemas, como es el caso, las grandes compañías siempre se ponen las pilas.
-¿Qué balance haces de tu temporada con el Kometa-Xstra Cycling Team?
-Me siento muy afortunado por formar parte de este equipo. Es una estructura absolutamente fantástica. Soy danés, no hablo español, solo algunas palabrotas (sonríe), y eso es algo que siempre te puede generar dudas en el sentido de ‘a ver qué tal con los compañeros, españoles e italianos en su mayoría’… Pero la verdad es que muy bien. Tenemos una buena comunicación entre nosotros. E incluyo al staff. Todos somos con una gran familia. Honestamente creo que es uno de los mejores equipos del mundo. Estoy muy feliz de estar aquí y estoy deseando volver a rodar junto a mis compañeros de nuevo.
-¿Cuál ha sido el mejor momento de esta gran familia?
-Yo creo que Antalya. Fue una buena carrera a nivel grupal, con el broche del podio final de Alessandro Fancellu. En las montañas no es que pueda ayudar todo lo que me gustaría, pero en el llano di mi máximo. Como decía antes en otra pregunta adoro el montar en bicicleta. Y me gusta ganar. Pero esa sensación de ayudar a tus compañeros, esa sensación de lograr algo entre todos, a una, es maravillosa. En este equipo hay varias nacionalidades y todos somos muy diferentes en varios aspectos. Pero ante todo somos un equipo y hemos creado algo muy bonito. Por eso decía antes que es uno de los mejores equipos del mundo.
-¿Y qué tal con la bicicleta de esta temporada, cuál es tu feedback?
-¡Muy contento! Va muy bien, es una buena bici y es una de las mejores que he tenido en mi vida. Yo destacaría que es una bici muy escaladora. Yo adoro este deporte, es mi pasión, me encanta salir todos los días a rodar con mi bicicleta. Al principio los amigos la observaban con mucha curiosidad. Cuando paras a tomar un café es una bicicleta que llama la atención. Es como si aparcas un Ferrari, podría decir que mi bicicleta es como un Ferrari.