Vamos a intentar ponernos en el papel de esas dos piernecicas que han ganado tantas cosas. Intentémoslo. Están ahí a 900 metros del final y con esa subida de Huy que te rilas con la tralla que se arrastra, y anda el maestro Miyagi con su edad adulta camino de la tercera edad entre la chavalería, con sus compis apretando las tuercas, primero Verona, después Mas, y va y él, que pulula por ahí, se despista y pierde el hilo. Pero esas dos extremidades, que son de otro planeta, qué digo, de otra galaxia, dan un poquito más de sí y se ponen a recuperar la posición, el ritmo, la cadencia, el tono, y entonces, ya en cabeza junto al compañero, mantienen el zafarrancho esperando la andanada, sin que nadie se atreva a retarles el pulso.
Y entonces se va dilucidando todo. Primero que se ve a Vlasov juguetón, luego que aparece por el lado un tal Pogacar cabeceando, y más tarde un espigado Teuns que pone la directa. Allá que se lanzan esas dos piernecicas de Las Lumbreras a por el de Bahrain mientras Alaphilippe no puede. Entonces, ese par de extremidades murcianas de 41 años -42 el próximo 25 de abril- se tensan de tal manera como lo han hecho tantas veces. No puede ser, piensa el mundo entero, que un señorón que a esa edad empieza a tener más teclas que un piano, esté a ese nivel. Pero sí. Lo está él y lo están ellas, ahí brincando al compás de ese cuerpo de veteranísimo que, sin embargo, cuando se pone mano a mano, en paralelo, casi codo con codo con el larguirucho Teuns, lucha, lucha y lucha hasta que cede. Oh, cede. Y cómo cede. Cede Valverde y ceden sus piernecicas, y ceden con la compasión y el perdón de todo el mundo. Porque, ¿Qué más se le puede pedir?
La explosión que debió sentir Valverde en ese momento para llegar al punto de sentarse… La mezcla de dolor, agotamiento y deberes hechos que vivió para que mirara a un lado y dijera, soy segundo, y me vale… Y tanto que vale. Vale un potosí. Porque sí, a nadie se le escapa que eso de haberse anotado seis, repito, seis Flechas, hubiese sido histórico de verdad, pero hablamos de un ciclista que ha subido a ese podio nueve veces, que sabe escalar ese muro mejor que aparcar el coche en la plaza de garaje de su casa, y de un señor mayor que logró su primer podio -y ganó- en esta carrera en 2006, segundo en 2007, ganador consecutivamente de 2014 a 2017, segundo en 2018 y tercero el año pasado. Oigan, pidámosle perdón nosotros a él por anhelar que siga estando entre los mejores. Y disfrutemos lo que quede de su carrera deportiva.
Claro k si ,este si k tiene un gran palmarés,cuanto me jodió no verlo subir al balcón de Alicante,esa mala fortuna,k le fue al suelo,hasta los profesionales se caen,grande,grande Valverde,siempre se nombrará por su trayectoria,no me canso,grande,grande,