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Marcel Kittel antes de la salida de la 2ª etapa del ZLM Toer / © ZLM Toer
Dos semanas. Catorce días exactos. Con sus días, sus noches, sus sábados y sus domingos. En total, 168 horas. Eso es lo que resta para que el plazo que Patrick Lefevere se dio a sí mismo para encontrar un nuevo patrocinador para su equipo, uno que tome el relevo de Quick Step como principal inyector de dinero –con permiso del multimillonario Zdenek Bakala–. Cuando el primer corredor se lance por la rampa de salida de la contrarreloj con la que dará inicio del Tour de Francia de 2017 en Düsseldorf ese plazo habrá vencido y, al menos en teoría, se sabrá de manera oficial si una de las más grandes e importantes estructuras del ciclismo mundial seguirá en activo o morirá al finalizar la presente campaña.
Patrick Lefevere, experto tahúr en esto de jugar al despiste en la información que da sobre sus negociaciones –algo que en más de una ocasión ha provocado que se pegue un tiro en el pie–, ha vuelto a dejar caer una de esas perlas tan suyas que precisan de una doble o triple lectura para poder interpretar bien qué es lo que hay en realidad detrás de todo ello.
Hace sólo dos días Marcel Kittel fue el primero de sus corredores en decir públicamente lo que, como es lógico, es una sensación ampliamente extendida en la plantilla: los corredores comienzan a ponerse nerviosos y comienzan a sondear opciones de cara al futuro. El alemán desveló que esperaba ansioso la reunión que iba a mantener con su jefe en el ZLM Toer holandés. Un encuentro que se produjo en la tarde de ayer y de la que, al parecer, no ha surgido ningún acuerdo firme aunque, una lectura más profunda hace indicar que Lefevere estaría muy cerca de encontrar una solución a la situación de su equipo. Una solución que no pocos, viendo la tranquilidad que desprende Lefevere en las últimas fechas, apuntan que ya está más que firmada y que sólo se está a la espera de elegir la fecha mediáticamente más propicia para hacer el anuncio (quizás la víspera del Grand Départ).
Sea como fuere, fiel a esa necesidad de dejar siempre muy claro que él es el jefe y la absoluta fidelidad que exige a sus corredores, Lefevere, tras la reunión con Kittel, mandó un recadito al alemán a través de los medios. “Pedí tiempo a mis corredores. Les dije que me esperaran hasta finales de junio y me parece muy bonito que todos estén respetando ese acuerdo. Por ejemplo, mira el caso de Matteo Trentin. Se tomó muy mal cuando la semana pasada en una televisión anunciaron que estaba negociando con FDJ. Me llamó enseguida para decirme que nada de eso era verdad”.
En cualquier caso, que los corredores estén respetando o no ese acuerdo es una cuestión menor. Lo importante llegó cuando Lefevere desveló parte de la conversación mantenida con Kittel. “Fue una muy buena conversación”, reconocía el mánager belga, que añadía que “me ha dejado muy buenas sensaciones. Ahora sólo falta cerrar algunos pequeños detalles con su agente”, una frase que, sin confirmar nada, indica que el belga podría tener asegurada la continuidad en el pelotón internacional. Una continuidad, por otro lado, que Bakala, el multimillonario checo detrás del proyecto, nunca puso en duda al asegurar que en caso de no encontrar patrocinador en junio él mismo pondría sobre la mesa el dinero necesario para salir en 2018, aunque Lefevere siempre mantuvo que no le gustaba esa opción.
Por su parte, Kittel también coincidió en destacar que “hemos mantenido una buena conversación sobre el futuro. Siempre he dicho que quería seguir en este equipo, pero todavía no hemos tomado ninguna decisión. Espero poder encontrar un punto de acuerdo”.
Y es precisamente esta frase la que podría dar una pista sobre el estado real del proyecto de Lefevere que, efectivamente, podría estar cerca de depender en exclusiva de Zdenek Bakala y, por lo tanto, contar con un presupuesto más reducido para la próxima campaña y, por lo tanto, verse obligado a negociar los contratos a la baja. En cualquier caso, todos son especulaciones que, en teoría, quedarán despejadas el próximo día 1 de julio.
