Aunque lo que estamos viendo este año podría ser considerado como el inicio de una nueva era en este deporte, lo cierto es que no será hasta que pasen unos años cuando podamos decir si Mathieu van der Poel se ha ganado el derecho a reclamar para sí el título de mejor especialista de todos los tiempos. Hoy por hoy existe un consenso más o menos generalizado en que ese honor corresponde a Sven Nys. Sin embargo, siempre que esa afirmación es declarada en alto y ante buenos conocedores del ciclocross previo al de los años 90 del pasado siglo, siempre surge la misma pregunta: ¿y qué hay de Roland Liboton?
Hasta la llegada del Caníbal de Baal, Liboton fue el gran referente de la especialidad invernal. Cuatro títulos mundiales –más una plata–, diez campeonatos nacionales (todos ellos consecutivos), tres Superprestigios (ni la Copa del Mundo ni el Gazet Van Antwerpen, actual Trofeo DVV, existían en su época) y, en total, 156 triunfos, contemplan la hoja de servicios de un hombre que se mantuvo en activo entre 1979 y 1990.
Sin embargo, tal y como reconoce en una personalísima entrevista concedida al dominical De Zondag, tras conseguir “hacer realidad mi sueño de niñez”, se encuentra en la actualidad atravesando un periodo muy complicado.
Al colgar la bicicleta regentó un bar en Rillaar, una aventura que duró tres años, “hasta que por el estrés del trabajo perdí once kilos”. Hoy en día su única ocupación es la de revisor de circuitos. “Se me da bien y me gusta hacerlo”, asegura.
Una ocupación que le está sirviendo como distracción después de un año durísimo en el que, en primer lugar, perdió a su madre. “En toda mi vida sólo discutí con ella una vez. Fue un mes antes de que muriera y sobre una cuestión banal. No tuvimos la oportunidad de hacer las paces… y eso duele muchísimo. En el tanatorio me quedé un rato a solas con ella y fue un momento en el que salieron muchas cosas afuera. Pude decir cosas que no había tenido la ocasión de decirle antes y eso ayudó un poco”.
Sólo unas semanas más tarde fue su cuñado el que moría en un accidente de coche. Eso, unido a una crisis existencial después de cumplir los 60 años, tiene sumido a Liboton en un estado de ánimo delicado del que parece que nada ni nadie es capaz de sacarle.
Como decimos, el pasado mes de marzo cumplió 60 años y el belga dice que “lo estoy pasando muy mal con eso. No soy capaz de aceptarlo. Sé que he tenido una buena vida. He conseguido grandes cosas en mi trabajo. He hecho realidad mi sueño de niñez. También he tenido reveses. Pero de repente… tu vida ha pasado. Ahora sólo tengo un sueño: mantenerme sano el mayor tiempo posible”.
Respecto a su carrera deportiva, Liboton recuerda aquellos años con cariño y orgullo. “Yo fui el mejor corredor de la historia… en mis tiempos”, asegura al ser preguntado sobre la eterna cuestión. “Sven Nys lo fue en su momento y Mathieu y Wout lo serán en su momento. Sí, una vez dije que yo he sido el mejor especialista de todos los tiempos, pero ¿qué debes decir cuando te preguntan lo mismo 500 veces? A veces se te escapa algo así, pero sinceramente, sé que no se pueden comparar épocas”.
Sí considera, sin embargo, que en su época la altura deportiva de sus rivales era mayor a la que hoy se enfrentan Van der Poel o Van Aert. “Claro que sí, te podría decir los nombres de siete grandes corredores de los años 80. ¿A quién tienes hoy en día? Mathieu y Wout. Eso es triste. Veo a otros corredores que son buenos, pero se rinden demasiado pronto ante la supremacía de los otros dos. Cuando yo pensaba que otro era mejor que yo, entrenaba día y noche. Hoy en día no veo esa ansia… o no tienen pelotas para ello”.
Pese a recordar con orgullo sus años en activo y considerarse como el mejor corredor de la historia… de su época, Liboton reconoce que sí hay algo que le da pena: “tendría que haber corrido más en la ruta”. Liboton llegó a correr un Tour de Francia (1981 con resultado de abandono), pero considera que “podría haber ganado la París-Roubaix o una carrera de una semana. En 1981 tomé parte en el Tour sin haberme preparado nada. Fons De Wolf, me llamó unos días antes de la salida. Haz las maletas, tienes que venir. Me retiré en la 15ª etapa y lo hice porque no quería asumir riesgos de cara a la temporada invernal. Todavía me da pena. No me sentía mal”.