En las partidas de póker más típicas y tópicas de las películas de vaqueros los momentos de más tensión se viven cuando, enfundados en sus ponchos y parapetados bajo sus sombreros, los jugadores escrutan los ojos de sus contrincantes con una mano en sus cartas y la otra en la empuñadora de su revólver Colt dispuestos a descargar sus seis balas sobre aquel que ose hacer trampas o insinuar que otro las hace. Comparten mesa, tapete y vasos de whisky, pero nadie se fía de nadie. Algo así como lo que durante estos días y los que tienen que venir ocurre en el seno del equipo Astana. Todos se miran y se estudian, pero nadie se fía del compañero-rival.
Mikel Landa, el último en unirse a esta partida tan especial en el seno del conjunto kazajo, sabe que es el forastero. Frente a él (junto a él si escuchamos la versión oficial), tiene a dos italianos que se hacen guiños. A un veterano que sabe que le debe gran parte de su éxito de hace dos años en tierras italianas a su joven pupilo. Al que, como ya ha dicho en alguna ocasión, considera su alumno aventajado y heredero. Ellos, claro, le miran porque ya fue capaz de liarla hace algunos meses en el Giro, aunque en público nieguen la mayor y aseguren que no hubo ningún problema. Pero entonces, el dueño del saloon, ya estuvo a punto de esconderse tras la barra convencido de que la lluvia de balas era irremediable.
Mikel Landa había pasado relativamente desapercibido en las carreras de tres semanas hasta el pasado mes de mayo. Sólo siete meses mayor que Fabio Aru, el vasco se destapó en el Giro como un rival temible. Rubricó de esta manera un gran inicio de temporada y se erigió como una de las grandes esperanzas del ciclismo español para tomar el relevo de la actual generación de vetustos vueltómanos.
“Fabio a preparado esta carrera muy bien y creo que puede ser nuestro líder. Yo también tendré el apoyo del equipo y si se diera de esa manera, claro que trabajaría para él”, decía Vincenzo Nibali hace sólo unos días en la Gazzetta dello Sport. Ni una palabra para Landa. Ni una mención para el hombre que hizo estallar el orden preestablecido en el Giro. Ni un guiño al hombre al que casi todos sitúan como el relevo de Richie Porte en el Sky con un contrato que, según los mentideros del pelotón, estipularía la jefatura de filas del alavés en el Giro y la Vuelta de 2016.
Mikel Landa no ha estado esta semana en el pequeño grupo de corredores del Astana que ha rodado por Sestriere para preparar la Vuelta a España y donde sí han coincidido los dos italianos. Cierto es que antes de que ambos pelearan por el segundo puesto del Giro, Aru ya había sido nombrado por Astana como jefe de filas del equipo en la Vuelta a España, pero desde entonces las acciones de Landa han subido y mucho.
Ganador de dos etapas en la ronda italiana (a misma cantidad que Aru), su solvencia en la montaña queda fuera de toda duda. Sus victorias, además, llegaron en lugares tan míticos e importantes –por diversos motivos– en la historia del ciclismo como Madonna di Campiglio y Aprica. En una edición tan empinada como la que dará comienzo el próximo día 22 de agosto, Landa tiene que ser considerado, a la fuerza y por merecimiento propio, como uno de los grandes favoritos.
Deberá, eso sí, tener mucho cuidado con la contrarreloj de Burgos el corredor de Zuya ya que, atendiendo a su actuación en la cronometrada del Giro (20 kilómetros más larga)donde cedió más de cuatro minutos respecto a rivales como Luis León Sánchez o Jürgen Van den Broeck y más de un minuto respecto a su compañero Fabio Aru. Tampoco se le dieron mucho mejor los poco menos de 20 kilómetros de la Vuelta al País Vasco donde cedió más de un minuto respecto al vencedor ese día, el holandés Tom Dumoulin y de un no especialista como Purito Rodríguez.
Es esta, sin duda, una carrera importantísima para Landa, que sabe que tendrá muchas miradas puestas sobre él. Son muchos los que quieren comprobar si su gran Giro de Italia fue flor de un día o si, por el contrario, España ha encontrado, por fin, el esperado relevo de su genial generación de corredores actual.
“Hay mucho respeto entre nosotros dos –hablando de Nibali, N.d.A.–. Somos un verdadero equipo… y también está Landa”, concedió Fabio Aru en aquella rueda de prensa de Sestriere de la que ya hemos hablado. “Se dijeron muchas cosas sobre nuestra relación en el Giro, pero no hubo problemas entre nosotros y conseguimos el máximo de lo que fuimos capaces. El status de jefe de filas no cuenta demasiado”, zanjaba el sardo. Mientras, Landa, a muchos kilómetros de allí, preparaba la Vuelta por su cuenta. ¿Deberá de correrla también de esa manera?
Mikel Landa (Astana) – España, 25 años
Días de competición: 44 (6.988 kms)
Victorias: 5ª etapa Vuelta al País Vasco (2.WT), 15ª y 16ª etapas Giro de Italia (2.WT), 2ª etapa Vuelta a Burgos –CRE– (2.HC)
Otros resultados: 2º General Final Giro del Trentino (2.HC), 3º General Final y 2º Clasificación de la montaña Giro de Italia (2.WT)
Clasificación UCI World Tour: 29º
Clasificación Top Ciclo 21: 4º
Puesto Vuelta a España 2014: 28º
Mejor resultado Vuelta a España: 28º (2014)
Días de líder Vuelta a España: 0
Etapas Vuelta a España: 0
Mejor resultado Tour de Francia: —
Mejor resultado Giro de Italia: 3º (2015)