Pocas muescas le faltan a Alejandro Valverde en su palmarés. Es, sin duda alguna, el corredor más completo del ciclismo español de las últimas décadas. Su capacidad de brillar de febrero a octubre deslumbra en un deporte cada vez más abocado a las prestaciones medidas y ceñidas a unos días muy concretos. Su manera de correr, siempre competitiva, enamora. Su versatilidad le convierte en un rival temible. Casi invencible. Pero, todos los grandes guerreros tienen un punto débil. Aquiles murió por ese maldito talón que nunca tocó las aguas del Estigia. A Goliat le pudo su arrogancia. Sansón perdió toda su fuerza cuando Dalila mandó cortarle el cabello. Y Valverde, tan inmaculado y casi perfecto en tantos frentes, se convierte en humano durante 21 días al año en el mes de julio. Fuera de ese terreno, donde es vulnerable hasta el extremo, su mera presencia eriza el vello de los rivales. Provoca miradas de desconfianza. Enerva los nervios de los oponentes. El murciano, en definitiva, infunde miedo y respeto. Al fin y al cabo, es el número uno del mundo.
Pocos frentes se le han resistido a Valverde. Para un corredor de sus características, un Mundial –y la ya casi inalcanzable gloria olímpica– serviría para poner la guinda a un palmarés envidiable. Quizá el trazado de Ponferrada debería de ser un poco más duro para que se pudiera considerar como ‘hecho a medida’ para los intereses del corredor de Movistar, pero no cabe duda de que se enfrenta a una oportunidad única. Ante su propio público y habiéndole sido otorgados –muy merecidamente– los galones de jefe supremo del combinado español, ahora ‘sólo’ queda hacer una cosa: llevar la carrera a su terreno y preparar una parte final de traca.
Con once triunfos este año Valverde es el cuarto corredor con más victorias. Le superan en cantidad André Greipel, Alexander Kristoff y Marcel Kittel, pero ninguno de ellos se acerca a la calidad de los triunfos del español. Además, con 26 podios, nadie se acerca a sus cifras en cuanto a presencia en los puestos de honor. Por si eso no fuera carta de presentación suficiente como para situarse en el primer puesto en la lista de favoritos de cara al Mundial de Ponferrada, queda el muy relevante hecho de que capitaneará a una de las escuadras más potentes del mundo.
España jugará en Ponferrada la baza de Valverde. No cabe duda. Tiene un as en la manga –y menudo as– como el de Purito Rodríguez. Las miradas, claro, se dirigen hacia el catalán. La relación entre ambos, aunque guardan las formas, no parece la mejor. Lo vimos en el tramo final del pasado Mundial y lo hemos vuelto a ver durante la última edición de la Vuelta a España. Nadie se atreve a descartar que, si surge la oportunidad, el de Katusha no intente hacer la guerra por su cuenta. Calidad para ello, le sobra.
En contra del líder natural del equipo, al que el ciclismo le debe un triunfo mundialista, jugará, previsiblemente, la meteorología. A Valverde le gusta el sol y el calor. Por el momento, parece que la carrera se desarrollará bajo la lluvia, algo que, además de no gustarle al murciano, añadirá peligrosidad a la bajada final del circuito, que ya nos ha dejado algunas caídas durante los últimos días.
Esta misma circunstancia, paradójicamente, puede jugar a su favor. Podría ser que la carrera fuera más complicada de controlar por parte de aquellos equipos como Alemania a los que les interese una llegada masiva a favor de un líder como John Degenkolb.
Otra de las incógnitas a desvelar por parte del corredor de Movistar será su estado real de forma. Ya hemos dicho que ha estado muy activo desde el mes de febrero. Ha completado –disputando– dos grandes vueltas como son el Tour de Francia y la Vuelta a España. Acumula 75 días de competición. No es el que más jornadas y kilómetros lleva en las piernas, pero su manera de afrontarlos, siempre estando entre los mejores, hacen pensar que su desgaste ha sido mayor que el de alguno de sus rivales.
Si España, bajo la batuta de Javier Mínguez, es capaz de evitar una llegada masiva, los enteros de Valverde y, como plan B, Joaquim Rodríguez, subirán como la espuma. Si así fuese, sería deseable que no se repitiese la misma historia del pasado año. Si el combinado nacional, como decimos, sabe jugar sus cartas y, en connivencia con los italianos o los belgas (otros equipos a los que no les interesa un sprint con muchos hombres) puede seleccionar la carrera en las dos o tres últimas vueltas, no cabe duda de que un buen Alejandro Valverde estará ante la gran oportunidad de su vida.
Es, casi, una cuestión de justicia poética. Un corredor de su calibre y de su entrega merece este Mundial y, aunque la competencia será muy dura (y no sólo por parte de los diez corredores que en Ciclo21 consideramos los más aptos para el triunfo), Valverde no debe de amilanarse. Tiene experiencia y peso específico.
Alejandro Valverde (Movistar) – España, 34 años
Días de competición: 75 (12.320 kms)
Victorias: Prólogo, 1ª y 2ª etapas, Clasificación por puntos y General Final Vuelta a Andalucía (2.1), Vuelta a Murcia (1.1), Roma Máxima (1.1), Flecha Valona (1.WT), Campeonato de España de CRI (CN), Clásica de San Sebastián (1.WT), 1ª y 6ª etapas Vuelta a España (2.WT)
Otros resultados: 3º Strade Bianche (1.1), 2º 1ª, 4ª y 5ª etapas y Clasificación por puntos Vuelta al País Vasco (2.WT), 2º Lieja-Bastoña-Lieja (1.WT), 2º 1ª etapa, Clasificación por puntos y General Final Route du Sud (2.1), 2º Campeonato de España de fondo en Carretera (CN), 3º 10ª etapa y 4º General Final Tour de Francia (2.WT), 2º 11ª y 15ª etapas, Clasificación por puntos y Clasificación de la montaña y 3º 18ª y 20ª etapas y General Final Vuelta a España (2.WT)
Clasificación UCI World Tour: 2º
Puesto Mundial 2013: 3º
Etapas Grandes Vueltas: 12
Podios Monumentos: 5 (más 5 medallas en Mundiales)