La ‘guerra’ en el monte está servida. Y ocurre un año después de que fuera aprobado el borrador de la futura Ley de Montes, de ámbito estatal, que se presume que entre en vigor en el verano de 2014. Seteros, excursionistas y ciclistas se enfrentan dialécticamente a los cazadores por el uso de un espacio al que todos dicen tener derecho.
El borrador de esta ley da satisfacción a los cazadores en el sentido de que reivindicaban –«por motivos de seguridad»– que los bosques estén vedados a excursionistas y recolectores de setas, cuando estén organizadas batidas de caza. En otras palabras, cuando esté programada una cacería en un determinado monte tendrán exclusividad los cazadores.
Los cazadores creen haber ganado la primera batalla ya que la futura Ley, según Juan Antonio Sarasketa, presidente de la Oficina Nacional de la Caza (que agrupa a ocho federaciones y al 70% de los cazadores de España), no ofrece dudas: «pretende evitar accidentes, ante la invasión de grupos de seteros en las manchas autorizadas. De siempre han campado por sus reales y nadie les ha dicho nada».
A esta polémica sobre el uso del monte se unen los excursionistas, especialmente quienes durante los fines de semanas hacen deporte de bici en los montes de Cantabria. «Las zonas preferidas por los ciclistas son, precisamente, Palombera y la reserva del Saja», explica Marcos Menocal, veterano ciclista, quien dice que «sería el colmo que nos limitaran el uso de los montes, para hacer deporte, los fines de semana. Las restricciones son cada vez mayores».
En Cantabria hay aproximadamente 10.000 licencias de caza, la mayoría inscritas en la Sociedad Cántabra de Fomento de la Caza y Pesca, con sede en Santander y Torrelavega, que preside Aníbal Pérez. Como no podía ser de otra manera, está a favor de que se regule el uso del monte cuando hay cacerías. «En Cantabria no es obligatorio señalizar las zonas donde se está produciendo una cacería, como ocurre por ejemplo en León», apunta. Los cazadores alegan que ellos son los únicos que pagan por usar el monte. Y detallan que pagan la licencia de caza, a las cuadrillas para las batidas, los seguros obligatorios, las emisoras y los registros federativos.
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Foto: D. Uruel