Con tres podios en carreras top es complicado definir el año de Mikel Landa. Este Mikel Landa, hay quien dice que sólo puedes quererlo, otros que merece fe ciega y algunos que lo consideran un bluff. ¿Quién se habría jugado los cuartos a su podio en el Giro de Lombardía? Desaparecido durante grandes tramos de la campaña, tras una Vuelta a España muy mala, llega al último monumento del año para disputarle la corona, con Remco de boda, a los dos tíos más en forma del pelotón.
Son pocos los nombres que veo ahora mismo en el máximo nivel, y Lombardía, sin ser un espejismo, fue también una confluencia de factores. También es cierto que Pogacar, que le disputa y gana esprints a Van Aert, tuvo dos excelentes compañeros de aventura para acabar ganando su segundo Lombardía. Si Enric Mas no destaca por ser rápido, lo de Mikel roza la tragedia en llegadas de grupo.
No obstante, creo que a Enric le habría interesado soldarse a la rueda de Pogacar, dejar que entrara Landa y luego ya veríamos cómo hubiera gestionado el esloveno a dos tíos a rebufo hasta la meta. Pero vuelvo a Mikel Landa y la temporada que acaba de finalizar.
Puedes leer el artículo completo en el Cuaderno de Joan Seguidor