https://www.youtube.com/watch?v=PvqjaXni7oQ
Las jornadas de ciclismo entre semana en Bélgica o el norte de Francia son singulares a nuestros ojos ibéricos. Ves esos pueblos que describen en esas películas sobre lo aburrido que es el norte, semidesiertos, con cuatro gatos por estrechas aceras con la sensacion de que para ellos la jornada laboral ya ha concluido y de camino a casa, disfrutan del paso de una carrera ciclista como quien sondea el móvil o saluda al quiosquero.
El martes, la p nos ofreció esa estampa, aunque con la peculiaridad de que, con el cambio de hora, el sol iluminaba más y alguna manga corta se dejaba entrever por la cuenta. Fue una etapa realmente bonita, que pone acento sobre el estado de gracia de Philippe Gilbert, auténtico capo de la carrera y postulándose para Flandes el domingo, que nos mostró la notable deportividad de Luke Durbridge admitiendo en meta la superioridad de Gilbert, y que nos recuerda que la capilla vuelve a De Ronde en unos días. Excelente noticia.
Pero también fue un pésimo ejemplo de ciclistas saltando de acera en acera para evitar el adoquinado que lleva a la capilla, aunque sólo fuera en el primer tramo, el de pueblo. Gilbert iba serpenteando de un lado a otro, buscando una acera lisa y cómoda, y con él todo el grupo, dando alas a aquellos que no hace tanto usaron el vídeo para denunciar y rearbitrar carreras.
Artículo completo de Joan Seguidor aquí