En la historia de la Volta a Catatalunya, Miguel Armteman sería algo así como el kilómetro cero. Nacido en el siglo XIX, fue periodista, dirigente y deportista del motor, aunque también practicó ciclismo. Fue parte de los inicios del otrora gran diario polideportivo “El Mundo Deportivo”. En 1910 empezó a esbozar un sueño, una vuelta ciclista por Catalunya, a imagen de la Volta a Tarragona y lo hizo realidad un día de reyes, en 1911, con tres etapas y Sebastià Masdeu como ganador.
Siempre había tenido a Miguel Arteman como un sevillano que hizo fortuna en Catalunya hasta que el otro día, nuestro amigo Bernat, el editor de Cultura Ciclista, me corrigió con varios datos esa impresión. Arteman era catalán, como en alguna ocasión se refirió a él Narciso Masferrer en Vida Moderna e incluso en su nota necrológica del ABC.
Arteman sin embargo era sevillano de espíritu. En 1912 se fue a la capital andaluza y años después, en 1925, fue el impulsor de la primera edición de la Vuelta a Andalucía. Dicen que los colores de la Volta, los que viste el líder, que son también los del Sans, la entidad que la gente que hemos vivido en el barrio, hemos visto en multitud de lugares y entornos, son el blanco con las franjas verdes por la querencia de Arteman por Andalucía.
Artículo complto de Joan Seguidor aquí