Lourdes Oyarbide Jiménez (8 de abril del 1994; Egino, Álava) ya ha terminado sus vacaciones después de un primer bloque de la temporada brillante. Habitual gregaria de lujo en el Movistar Team, en mayo ganó la 4ª etapa de la Vuelta a Burgos, en junio se subió al podio en la Vuelta a Turingia y hace unas semanas se proclamó campeona de España en la prueba de fondo. “Solo he estado cuatro días sin tocar la bici, no me ha dado tiempo a nada, han sido unas vacaciones muy tristes”, ríe Lourdes. Su risa es una constante durante la entrevista, contagia, como las ganas de seguir mejorando. La alavesa ha dado un salto de calidad desde que terminó sus estudios en Ingeniera de Diseño Industrial y fichó por la estructura telefónica. Trabajo y más trabajo, aquí no hay milagros.
Una etapa de la Vuelta a Burgos, el podio en Turingia y el Campeonato de España en línea, ¿es esta tu mejor temporada? La verdad es que no me esperaba conseguir tan buenos resultados ni lograr un par de victorias porque mi sitio en el equipo está para ayudar, pero estoy muy contenta. He sabido aprovechar las oportunidades que me han dado.
Dices que no te lo esperabas, ¿sorprendida por tu victoria en el Nacional? Desde el principio de la temporada me había marcado el objetivo de la contrarreloj, pero por circunstancias y el calendario que me había preparado el equipo, no llegué como quería. Estaba bastante cansada y sabía que otras compañeras estaban más fuertes, como se vio en la crono (fue segunda detrás de Sheyla Gutiérrez), pero en la ruta no siempre gana la más fuerte.
Campeona con una cabalgada en solitario de 30 kilómetros, calambres y deshidratación. Sufrí muchísimo, pero un poco menos porque sabía que estaba en una buena posición y que podía llegar. No me puedo quejar, de cómo iba a terminar ganando. Fue un día de mucho calor y a más de una le pasó factura. El desenlace habría sido diferente en otras circunstancias.
¿Algún cambio en tu preparación respecto a temporadas anteriores? Personalmente he notado ese salto de calidad o mejora de nivel desde que estoy en Movistar. En 2018 quizá no se notó tanto porque me tocó trabajar muchísimo y a mitad de año me lesioné.
¿Qué te aporta Movistar para haber experimentado esa mejora? Principalmente el poder dedicarme exclusivamente al ciclismo. Antes lo compaginaba con mis estudios y, al no tener un sueldo, me limitaba hacer otras cosas. Ahora mismo estoy centrada solo en la bici, en cuidarme bien y en descansar mucho, detalles que van sumando.
¿Qué diferencias has notado entre el Bizkaia-Durango y el Movistar Team? El presupuesto que tiene cada equipo es lo que marca la diferencia. En el Bizkaia, con el dinero que había, lo hacían muy bien. Es un equipo modesto y que nos daba todo lo que podía, material para competir y un calendario de carreras internacionales durante el año. Movistar, con una gran empresa detrás, tiene bastantes más personas trabajando en el equipo y eso se nota: el seguimiento de cada una está más controlado, hay muchos preparadores, nutricionista, todo tipo de material para entrenar, los viajes son mucho más cómodos…
¿Cuáles son tus próximos objetivos? La semana que viene voy a estar en BeNe Ladies Tour con la selección porque Movistar no lo tiene en el calendario. Todavía no tengo muy claro lo que vendrá después, ya lo decidiremos en función de cómo termine el Giro. Me gustaría estar en la Clásica de Donosti, la primera edición para mujeres, que va a ser muy bonita, y luego volveré con la selección para los Campeonatos de Europa (Alkmaar, Países Bajos).
La fractura de clavícula que sufrió durante su preparación en Sierra Nevada la mallorquina Mavi García, llamada a liderar el Movistar Team en el Giro, parecía abrir las puertas de Lourdes Oyarbide en la prueba por etapas italiana, pero no fue así. La decisión estaba tomada desde hace meses y la alavesa reconoce que necesitaba un descanso.
Llegabas en un gran momento de forma, ¿por qué no has sido seleccionada para el Giro? Desde principio de año no estaba en mi calendario, aunque podía estar de reserva por si sucedía algo, pero he tenido muchos días de competición hasta ahora y ha salido como lo habíamos planeado, Si lo corres todo no puedes dar un buen rendimiento, el descanso es muy importante.
¿Cómo valoras el rendimiento de tus compañeras hasta ahora? Eider (Merino) sigue en la pelea de los puestos por la general y Sheyla (Gutiérrez) tiene ganas de luchar por una etapa. La única que ha abandonado ha sido Gloria (Rodríguez), que tenía molestias en la cadera desde el primer día por una caída, pero no he querido escribirle para no molestarle porque ya tendrá suficiente. Iban con muchas ganas, es un objetivo que han preparado muy bien. A ver si nos dan una alegría de aquí al final.
¿Es Annemiek van Vleuten tan superior como parece? Es una pasada lo superior que es en la montaña. Hace años ya era una corredora top, pero ahora está marcando unas diferencias muy grandes. Es fruto de su trabajo, de sus concentraciones en altura. La gente que le sigue en las redes sociales se puede quedar alucinada. Quien algo quiere, algo le cuesta. Ella apuesta por entrenar muy, muy duro y le está saliendo muy bien.
Es capaz de completar entrenamientos con ciclistas profesionales masculinos, ¿te verías capacitada para seguir a Valverde o Landa, por ejemplo? Tener la capacidad que tiene ella de asimilar entrenos todavía más largos, de principio a fin con los del Astana o sus compañeros del Mitchelton en el Teide o en Andalucía es una pasada. Normalmente yo entreno las distancias que corremos, que ya son suficientemente exigentes. Personalmente no podría entrenar tan duro. No es lo mismo hacer una salida de seis o siete horas en llano, más asequible, que hacerlo con tanto desnivel.
¿Se acercarán algún día las distancias de los recorridos en el femenino a las del masculino? En los recorridos no se pueden hacer cambios muy radicales, tiene que ser algo progresivo. Ahora mismo las carreras del World Tour están entre los 140 y 160 kilómetros, cuando antes eran de unos 120. En cuanto a la dureza, los organizadores tienen miedo y nosotras les animamos a que no lo tengan. LaCourse del año pasado tenía los mismos puertos que la etapa masculina y la carrera fue espectacular aunque no vamos igual de rápidas. En la Strade Bianche también fue puro espectáculo y con mucho desnivel. Que no tengan miedo a meter más desnivel.
Lourdes Oyarbide ha experimentado en primera persona el importante cambio del deporte femenino en los últimos años, cada vez con una mayor repercusión y visibilidad. La ciclista pide más alcance y un serio trabajo de cantera con las más jóvenes. Ella se gana la vida con la bicicleta, pero se ha preparado para la vida laboral cuando termine su carrera.
¿Cómo has vivido el crecimiento del ciclismo femenino? Ha sido poco a poco, antes no teníamos la opción de seguir las carreras. Cuando yo empecé no había ni Twitter y ahora incluso retransmiten el campeonato de España. Me parece un lujo. Hay muchas pruebas en el extranjero que, si no consiguen emitir por televisión, lo hacen por stream.
¿Qué necesita para seguir progresando? Lo que nos hace falta es más alcance y visibilidad. Espero que llegue a normalizarse la posibilidad de seguir ciclismo femenino por televisión. Además, al haber equipos profesionales como Movistar o Bizkaia, las condiciones de las ciclistas han mejorado mucho y las más jóvenes pueden ver que hay un futuro, que ser profesionales es una opción, algo que nosotras lo veíamos imposible. Los equipos de otras categorías tienen que cuidar a esa cantera y animarles a que sigan año tras año. Si ellas quieren y valen, tendrán un futuro y una profesión en el ciclismo.
¿Te preocupa la posible desaparición de la Emakumeen Bira? La verdad es que sí. Me da mucha pena porque tiene mucha historia. Agustín (Ruiz), el organizador, lleva muchos años peleando, pero cada vez lo tiene más difícil. La creación del nuevo World Tour femenino en 2020 va a marcar unas condiciones todavía más exigentes y las carreras necesitarán mucho dinero para salir adelante.
Ciclista profesional e Ingeniera en Diseño Industrial, ¿cómo has compaginado el deporte de elite y los estudios? Empecé y terminé de estudiar cuando estaba con Bizkaia y no fue fácil, pero más fácil que si hubiese estado en el Movistar. Lo tenía todo hablado con el equipo: les pedía libertad durante la primavera hasta el final de curso y lo entendían perfectamente. Lo hicimos así durante cuatro años, tuvieron paciencia conmigo y poco a poco fue saliendo todo adelante.
Pasar a profesionales o acabar los estudios, ¿qué te ha costado más? El paso a profesionales no fue tan complicado y el salto a Movistar fue bastante natural. Querían fichar a las mejores españolas y me tocó a mí por todo el trabajo que llevaba haciendo durante años. La Ingeniería me costó sudor y lágrimas durante cuatro años…
Eres joven todavía, ¿piensas ya en un futuro lejos de la bici? Cuando deje de andar en bici está claro que quiero trabajar en lo mío, pero ahora mismo prefiero disfrutar al 100% de esta oportunidad.
¿Aplicarás tus conocimientos en Diseño Industrial al ciclismo? En mi trabajo fin de grado ya me las apañé para presentar el cuadro de una bicicleta. Empecé con el diseño de la Orca Aero de Orbea durante ocho meses, hasta el primer prototipo.