Manolo Sáiz
Llevo desde 2006 ajeno al mundo del ciclismo. Los primeros años pasé de verlo, no podía ni quería saber nada de él. Es curioso, tanto tiempo en el mundillo y al final lo dejé de lado, pero cuando acabó el juicio por la Operación Puerto, más o menos por el 2013, volví a verlo. Sencillamente me di cuenta que no tenía sentido sufrir por cuestiones que nada tenían que ver conmigo, por hechos que me eran completamente ajenos.
Desde que dejé el ciclismo hasta ahora he visto como todo se ha encarecido enormemente, y sí, me refiero a todo, desde los equipos hasta ciertos ciclistas. Lo que antes valía 2 ahora cuesta 50 y lo peor es que pensamos que todo eso es para que el ciclismo vaya mejor, cuando no es así. Antes tenías un equipo del máximo nivel por ocho millones de euros, ahora necesitas 45.
Esto no deja de ser una burbuja más, como otras tantas que hay en la vida, en otros ámbitos. Yo conocí una UCI gestionada por seis personas que funcionaba perfectamente, ahora se necesitan más de cien. Antes habían infraestructuras solventes compuestas de gente que sabía perfectamente su rol dentro del equipo, ahora te das cuenta de que hay muchos equipos que tienen gente que no saben qué hacer.
Lo peor de todo es que el ciclista medio creo que no se ha beneficiado de esta burbuja. Por ejemplo los gregarios dejaron de existir hace un tiempo, porque el sistema no les beneficia en nada. A veces tengo la sensación de que se valoran corredores como si fueran figuras cuando no lo son aún. Estos sí que se han beneficiado del sistema, pero el resto, una amplia mayoría creo que no.
Articulo completo en el blog de Joan Seguidor