Marc Soler no ha matado a nadie

Marc Soler en Romandía © Joan Seguidor

Marc Soler tiene la virtud de no dejar indiferente a nadie

Sinceramente, sabiendo de Marc Soler, de cómo era de ciclista, cómo creció, dónde lo hizo,… nunca imaginé que iba a ser tan protagonista por asuntos que no sólo tienen que ver con el ciclismo.

Ahora mismo, Marc Soler es eso, un ciclista que amas o detestas, con el que no caben ambages, ni templanzas, hay que quererlo como es, un volcán de emociones trasladadas desde la bicicleta a nuestro corazón, y sabéis que cuando se apela a la patata, hay división de opiniones en el respetable.

De la exhibición del viernes a la pérdida del maillot amarillo del sábado, un carrusel de emociones se ha desplegado alrededor de Marc Soler, como si el ciclista, con su suerte, dictara la de la concurrencia, como si sus éxitos o derrotas fueran las del público.

Ya dijimos que el gesto en la meta del viernes fue mejorable, que no es la vía óptima de hacer amigos, que por muchas explicaciones que des, por otras intenciones que tuvieras, no había que ser un genio para saber que cuando cruzar la meta con el dedo en los labios lanzas un potente mensaje que quienes lo recogen van a interpretar a su albedrío.

Dicho esto, también pensamos que esta gente no es de cartón piedra y que en ocasiones les exponemos, les expongo, con mucha facilidad en plaza pública.

Artículo completo en El Cuaderno de Joan Seguidor


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