Tengo que reconocer que tenía ganas de hablar con Marcel Pallarés, uno de los pistards españoles más prometedores, aunque nunca había surgido la ocasión. Pero la notable actuación del gerundense la semana pasada en los Sei Giorni delle Rose me ha dado la ‘excusa perfecta’. Ya con la tranquilidad de estar en su casa, en Olot, hablamos de su trayectoria, en general, y de su actuación en Fiorenzuola, en particular.
- Como otros muchos chavales, comenzó en el ciclismo por su hermano, pero en este caso por el menor, Siro…
Mi hermano estaba en Escuelas y por él me interesé por el ciclismo, sobre todo cuando me trajeron una bicicleta los Reyes, aunque lo dejé por mis amigos del pueblo, por el fútbol. Pero cuando descubrí el ciclismo ya me quedé enganchado. Curiosamente él lo dejó también por el fútbol, luego por el hockey y cuando yo empecé a competir, comenzó a venir a verme y otra vez se ha enganchado. Ahora está en juveniles
- Sin embargo, la persona que más te ha influido es Carles Torrent…
Sí, porque es también de aquí. Primero me buscó un equipo en cadetes, en Terrasa, y luego en juveniles. Luego me metió en un proyecto que hay en la Catalana, para sacar gente de la pista y bajábamos cada dos semanas al velódromo. Y finalmente empezó a llevarme también a los entrenamientos semanales de los Centros de Tecnificación y finalmente a la selección. En 2019, en mis primeros Campeonatos como cadete fue campeón en persecución por equipos y segundo en puntuación. Y desde ese momento, he ido con la selección catalana y luego con la Española. La pista es una disciplina que me encanta y me ha ido bien.
- Este año, estuviste ya en el Europeo sub23 de Anadia, pero tu mejor momento ha sido en Fiorenzuola, un velódromo que ya conocías, ¿no?
Sí, corrí mi primer Europeo junior allí, en 2020. Es un velódromo que tiene su encanto, muy bonito, pero en el que es difícil correr, porque no tienes inercia. El que arranca es el que está fuerte, mientras que en madera juega más la táctica, puedes usar más la picardía. En el cemento te cuesta lanzar, es más duro y no puedes usar los mismos desarrollos. Además, en caso de caída, te haces más daño, como le pasó a Marc (Terrasa).
- Ya analizaremos los mejores momentos, pero el primer día los dos os quedasteis fuera, sin clasificar para el ómnium. ¿Fue un palo?
Más que un palo, fue un aliciente para los días siguientes. Viajamos el día anterior, no pudimos entrenar y nos encontramos con una prueba de mucho nivel. Este invierno había estado en Anadia, en una de las pruebas CL1, y sólo pude correr las clasificatorias, sin superar ninguna. Había series en las que pasaban ocho y me valió de experiencia para saber lo que son este tipo de pruebas. Lo intentamos, no salió bien y la ventaja es que para el día siguiente estábamos más descansados, ya que nos habíamos ‘saltado’ las cuatro pruebas del ómnium.
- Ese segundo día llegó la eliminación, en la que terminaste en el podio, en el segundo lugar. ¿Te lo esperabas?
Fue un día duro porque llegaba con tres pruebas antes, con las clasificatorias de eliminación y scratch, y la final de scratch, y la fatiga se notaba. No fui con las expectativas muy altas, sino a disfrutar de la experiencia, a aprender y a coger nivel. No me esperaba estar tan arriba, pero tuve buenas patas, y sobre todo corrí bastante bien. Para mí es la prueba más complicada, ya que no se perdona ningún fallo. Tenía el miedo de una caída, y como te he dicho, en un velódromo así, si te caes te haces daño. Para no correr riesgos, me puse adelante, e iba viendo que pasaba sin problemas, que cada vez quedaba menos gente y que ya la situación controlada. Cuando quedábamos cuatro, ya supe que tenía que estar adelante, para no arriesgar. Y cuando entré en el podio me di por satisfecho. Pude luego con el italiano Donegà, pero ya el polaco (Staniszewski) estaba muy fuerte.
- La segunda parte de los ¿Sei Giorni’ fue muy distinta, ya que la caída y lesión de Marc Terrasa obliga a unirte con un ciclista italiano, Nicolò Galli. ¿Cómo es correr con un ‘desconocido’?
La caída de Marc fue un palo, porque tenemos muy buena relación personal, aunque la mayor parte de las veces seamos rivales. Nunca habíamos corrido juntos una madison y aunque somos corredores muy parecidos, agresivos, pienso que formamos una buena pareja. Y por ello teníamos ganas de correr juntos. Pero cuando se cayó, vi que se había hecho daño porque, aunque se levantó rápido, se tumbó enseguida y sabes que no es buena señal. En un principio perdí la motivación, e incluso me puse un poco nervioso al enterarme de que iba a correr con todo un campeón de Europa, y que no sabía si iba a estar a su altura. Pero hablé con mis padres, y como siempre me apoyaron mucho, me hablaron del concepto de resiliencia, que desconocía como tal, pero me dio fuerzas para saber que no siempre sale todo como quieres. En cualquier caso, no nos fue mal. El primer día perdimos un relevo, pero enseguida nos metimos en los sprints. Al segundo día aún nos fue mejor y el tercero pesó el cansancio. Pero la experiencia fue muy positiva y creo que él también quedó satisfecho.
- Este tipo de pruebas siempre me recuerda que la diferencia de nivel con los ciclistas extranjeros no es muy grande…
Sí, la diferencia que veo es mínima, que no estamos muy lejos, ya que no están hecho de otra pasta, en especial los de los países de nuestro entorno, que tienen nuestras mismas características físicas. Es cuestión de trabajo, de implicación de todo el mundo.
- Este es tu primer año como sub23, ¿qué objetivos te has marcado?
Pues ir progresando paso a paso, aunque la verdad es que la gente que destaca cada vez es más joven.
- A corto plazo, imagino que los Nacionales, dentro de algo menos de un mes. ¿Qué pruebas vas a correr?
Aunque soy sub23 como te decía, mi objetivo es el podio absoluto, pelear con los élites. La intención es que Cataluña saque cuarteta y es una prueba muy importante, por lo que me gustaría hacerlo bien. También me gustaría correr la individual, que no me la marco para estar en tiempos europeos, en un alto nivel de competición, sino porque es una prueba que técnicamente debemos afrontar. Y por supuesto las de fondo, pero sin ninguna preferencia en particular.
- Uno de los mayores problemas de la pista es la compatibilidad con la carretera. ¿Has tenido algún problema en este sentido?
Carles siempre ha estado a favor de la dualidad. Hasta juniors nunca tuve problemas y en sub23, que es cuando dicen que te ponen más pegas, yo estoy encantado con Baqué. Me dan todas las facilidades y el hecho de que el director sea Ander Altuna, que ha sido técnico de pista de la vasca, juega a favor.
- Y para terminar, un curioso detalle, ese casco rosa que te caracteriza y que en Fiorenzuola nos sirvió para distinguirte en la fase de los ‘sei giorni’ cuando no estábamos acostumbrados a tener que buscarte por el maillot morado. ¿De donde procede ese casco?
Fue el primer casco aero que tuve, que por cierto me lo consiguió Carles muy bien de precio y aunque algunas veces he pensado en pintarlo, por unas cosas o por otras, no he tenido la ocasión. Y además, sé que es bastante llamativo, que se me distingue bien, así que ahí estamos corriendo con él”.