Marino Kobayashi (22 años) comenzó tarde en el ciclismo, ya en la categoría júnior. El gusanillo le entró viendo triunfar a Sergio Pardilla en el Tour de Japón, en 2009. Se acercó a saludarle. Sergio, sorprendido, se encontró con un nipón, pero que le hablaba en un español impecable. «Es que mi padre es Español, de Cantabria», le dijo enrojecido en timidez. Y que él también quería ser ciclista. Sergio le dijo que probara. Que quizás se encontrarían en el camino. Este 2 de agosto, lo harán, en la Vuelta a Burgos: Pardilla, como corredor del Caja Rural; Marino, como stagiaire del Nipo- Vini Fantini.
Cuando Kobayashi recibió la noticia de su paso a profesionales, no terminó de creérsela: «Bueno, es algo que todo ciclista espera, aunque hay que ir paso a paso aprendiendo y mejorando. Creo que todavía tengo mucho margen de mejora», asevera con exigencia.
Sin embargo, desde que supo que debutaría en profesionales hasta que decidió montar en bicicleta, pasó muy poco tiempo, aunque tuvo claro dónde tenía que progresar: «Tras menos de dos años en Japón, uno como júnior y unos meses como sub-23, decidí dar el paso de venir a España, a la tierra de mi padre, a aprender el oficio», dice orgulloso.
Así, su avance fue meteórico. Y su ratificación, producida tras su segundo año en el Kuota-Construciones Paulino: «Valoro muy positivamente mi paso por este equipo. He aprendido mucho más de lo que me esperaba en muy poco tiempo, estoy muy agradecido tanto a ellos como a todos los que me han apoyado, incluyendo la agencia de representación Gorama Cycling», confiesa con una timidez labrada en rasgos orientales, los de su madre.
Pero Marino no se conforma: «Este año ha sido genial, he corrido mucho con la selección japonesa sub-23, además conseguí ganar los Campeonatos de ruta y contra el crono sub-23 en Japón, pero espero tener algún resultado más con el Construcciones Paulino», matiza.
De momento serán a otro nivel, y será en la Vuelta a Burgos, junto a Sergio Pardilla. Si su timidez no le juega una mala pasada seguro que se acerca a saludarle. A recordarle que era el chico aquel, el de Japón. El que quería ser ciclista. El que siguió su consejo.
GoramaCycling