Recién llegado de la Vuelta al País Vasco, Luis Ángel Maté tendrá que volver a hacer el equipaje un poco antes de lo que esperaba. El corredor marbellí del Cofidis se marcha a Bélgica para disputar la primera de las carreras de las Ardenas: la Flecha Brabante (1.HC), antesala del conocido como tríptico formado por Amstel Gold Race, La Flecha Valona y Lieja.
Maté regresa “enormemente satisfecho” de su segunda participación en la ronda vasca. Ha pasado casi más tiempo en fuga que en el pelotón y, sobre todo, ha corrido a la ofensiva que es lo que más le gusta. Al final terminó en un meritorio 22º lugar en la clasificación general y con el sabor que deja tener una victoria tan cerca como el día de Orio, cuando su escapada fue anulada a sólo 2,5 kilómetros de meta.
“Obviamente es para estar contento. He mostrado un gran nivel, trabajado para mis compañeros y buscado las oportunidades. La exigencia ha sido muy alta, con una climatología también adversa, y he respondido. Cuando se da todo, sólo puedes estar contento”. Maté sólo tiene palabras de agradecimiento para la afición euskaldun: “Correr ahí es un lujo. Ya la recordaba de la vez anterior, pero en esta se me ha refrescado la memoria. Ha sido impresionante”, explica el corredor.
En la primera etapa se le vio en un intento que no cuajó con Wilco Kelderman. Realmente lo probó en las cinco jornadas en línea, con mayor o menor fortuna. También en la etapa de Arrate estuvo escapado: “Llegué a ir solo un buen rato. Luego se hizo un grupo, pero nos cogieron. Así es este deporte y las aventuras cuesta mucho formarlas”.
El día de la etapa de Orio, con el doble paso por el muro de Aia, la escapada sí hizo camino: “Ya en Jaizkibel, el primer puerto del día, se formó un corte en el que gente muy buena quedó atrás. Yo estuve con Jeannesson, colocándolo bien, y luego peleé la fuga. Salió bien, pero Sky no dejó que cogiéramos más de tres minutos”, recuerda. Finalmente, en el citado muro se desataron las hostilidades y sólo quedaban delante Carlos Verona, Tim Wellens y el propio Luis: “Volví a enganchar en la bajada del muro, cuando los ‘gallos’ se vigilaban entre ellos. Los pasé directamente y volvimos a juntarnos los tres pero nos faltó algo de entendimiento. Eso también es parte de este deporte, una pena por la oportunidad perdida pero dimos un buen espectáculo”.
Terminada la ronda vasca, Luis afronta el final de su primer bloque de competición. Ahora, en Brabante. Otra carrera que le gusta: “Es una prueba bonita, con exigencia pero sin los muros de Flecha o Lieja. Como siempre en Bélgica, estará a rebosar de público y a mí normalmente se me da bien”. De hecho, cuando el equipo le dio a elegir no lo pensó dos veces: “Es un cambio exigente y con sólo tres días sin competición espero recuperar bien. Y seguro que País Vasco me ha dejado un buen punto”. En sus últimas participaciones, Luis ha estado siempre delante en la Flecha Brabançona colándose entre los 20 primeros de la general: “Espero volver a estar ahí y, por qué no, tratar de pelearla”. Tras Flecha y Lieja llegará una merecida semana de descanso para, posteriormente, subir a las alturas a preparar lo que será un intenso verano.