En apenas tres días, dos escapadas. Y esta vez, por fin, la suerte correspondió a Luis Ángel Maté en el Tour de Francia. El nombre del ciclista marbellí ya forma parte de la historia de la mejor carrera del mundo, aunque sea en pequeño, y la ciudad de Reims se le quedará grabada para siempre en la memoria por ser el primer sitio en el que se subió a un podio de la Grande Boucle.
Fue gracias a su tesón y actitud ofensiva que la organización decidió concederle el premio a la combatividad a Luis, que anduvo escapado ni más ni menos que 178 kilómetros de carrera junto a Pineau (IAM) –quién le acusó de ser «una rata»-, Leezer (Belkin) y Gerard (Bretagne). Los cuatro integrantes de la fuga fueron cayendo uno a uno, y Luis siguió en solitario oponiendo una fuerte resistencia al pelotón, que rodaba ya desatado.
Sin embargo, la gran aventura del día quedaba anulada a sólo 12 kilómetros de meta: “Pensé que habría más opciones. Ayer fue un día durísimo y creí que los velocistas iban a estar cansados, que habría más calma”, explica el ‘Lince Andaluz’. No fue así, ya que la ventaja máxima que obtuvieron los protagonistas de la jornada nunca rebasó los cuatro minutos. No obstante, el balance difícilmente puede ser más positivo: “Ha sido un día precioso. Esta es la carrera más importante del mundo, la que todo ciclista sueña correr. Y he estado ahí delante, he sido protagonista todo el tiempo”, describe el marbellí antes de dejar claras sus intenciones: “Por supuesto que lo seguiré intentando. Queda mucha carrera”.
Mañana, Luis Ángel Maté tomará la salida con el dorsal rojo que lo identifica como el ciclista más combativo de la etapa de hoy. “Verse ahí arriba, en el podio del Tour, es tremendo. Y confirma que estamos haciendo muy buena carrera. Ahora falta rematar con un triunfo”, concluye. a su gabinete de prensa.