Sven Nys anunciaba esta misma mañana la renovación, por dos temporadas, del holandés Corné Van Kessel, segundo en el nacional de su país y ganador esta temporada de las carreras de Lucerna y Surhuisterveen, algo que no ha sentado nada bien a uno de los grandes pesos pesados del Telenet-Fidea Lions y gran protegido de la afición belga: Tom Meeusen.
La situación del corredor belga es bien conocida por todos los aficionados. No es un ganador (este año sólo ha ganado en Sint Niklaas y su mejor temporada, la 2013-2014, acabó con seis triunfos) y su status de jefe de filas de una de las escuadras más potentes del panorama invernal del ciclismo saltó por los aires cuando el nuevo propietario del equipo, Sven Nys, anunció la contratación de Lars van der Haar. Sin embargo, su carisma entre la afición es indudable. Su manera de ser, siempre dicharachero y gustoso de fotografiarse o firmar autógrafos a cualquier aficionado, le han reportado una enorme simpatía entre el público y eso, tanto la aseguradora como la empresa de comunicaciones lo saben y ven en él uno de los grandes activos publicitarios de la plantilla.
A su vez, él sabe que está en el mejor lugar posible para sacar todo el petróleo posible a su carrera deportiva ya que en ningún otro lugar va a encontrar una estructura tan profesional como la del Telenet-Fidea Lions. Y por todo ello Sven Nys y Tom Meeusen, que viven en una constante guerra fría desde el desembarco del Caníbal de Baal como propietario del conjunto, nunca habían cruzado la línea roja de las críticas veladas y los dobles sentidos. Nunca hasta ahora había ninguno de los dos criticado clara y abiertamente al otro.
Por ello, cuando Meeusen ha decidido hablar claro ante cada micrófono que le han puesto delante tras la renovación de Van Kessel, el mundillo del ciclocross se ha quedado, cuanto menos, ojiplático.
“Hace dos semanas estaba hablando sobre bancos… ahora tengo que buscarme una silla en clase”, reaccionaba en Twitter un corredor que termina contrato y que con esa afirmación deja claro que se siente ninguneado por sus empleadores. En Sporza ya explicó que hace dos semanas tuvo una reunión con el equipo en el que se le informó que “habían tomado la decisión de hacer que varios corredores dieran un paso adelante. De repente, me vi desplazado no una sino dos, tres o cuatro filas de bancos más hacia atrás. Eso fue un poco duro”.
Poco más tarde, en Het Laatste Nieuws no tuvo problemas en asegurar que “siento que no están al cien por cien conmigo, por lo que no creo que merezca la pena que yo esté al cien por cien con el equipo. Llevo diez años corriendo para este equipo y pensé que seguiría haciéndolo en el futuro, pero este año termino mi contrato y no tengo ni idea de qué es lo que sucederá entonces. Mis compañeros de equipo dicen que iban a hablar [sobre sus renovaciones, N.d.A.] tras el Mundia, pero a mí nadie me ha dicho nada”.
Esas palabras constrastan con lo que aseguró hace sólo unos días, poco antes de la disputa del mundial de Bieles, en Het Nieuwsblad donde, ante la enésima filtración sobre su inexistente (según algunos) o mala (según otros) relación con su jefe, aseguraba que “para dejar las cosas bien claras, estoy al cien por cien con Nys. No tengo ningún problema personal con él”. Y quizás, en ese juego de medir palabras y tener que buscarle a todo el doble e incluso el triple sentido, la llave de todo el asunto está en la palabra ‘personal’. Porque es bien posible que Meeusen no tenga nada personal contra el Caníbal de Baal, pero también lo es que tiene claro que “tengo muy claro que tengo que pelear un nuevo contrato. Me gustaría tener una seguridad y un contrato para el futuro, pero no tengo ninguna de las dos cosas. Me gustaría seguir aquí. Llevo en este equipo desde 2007 y eso es algo que algunos parecen olvidar de vez en cuando”. La relación personal, que a nadie debería de interesar, puede estar intacta, pero queda claro que la relación profesional entre ambos atraviesa un momento crítico. Quién sabe si la cosa tiene solución.