En Bahrain Mikel Landa va a tener todo lo que dice necesitar para llevarse la primera grande. En el puzle de Mikel Landa las piezas encajan o no, eso muchas veces es indiferente como no lo es este corredor, ya maduro, con bagaje a la espalda y muchas cosas aún por demostrarnos: Bahrain siguiente estación.
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Cada vez que comentamos algo de Mikel Landa en este mal anillado cuaderno las reacciones se reparten, división de opiniones se diría en otros ámbitos, dos o tres bandos bien distinguidos. El grupo de colombianos cargando sobre su espalda que Nairo haya estado muy por debajo de lo esperado. Los de aquí que reprochan que habla más que actúa.
Y los terceros, acérrimos, personas que lo defienden por que su genialidad reside en la «anarquía» de su pedaleo, lo inesperado de sus actuaciones, lo heroico de sus remontadas. Nadar y nadar, pero sin llegar a buen puerto.
Leemos en muchos sitios que para Mikel Landa estos dos años en Movistar no han sido sencillos, que esa tricefalía le daba dolor de cabeza, y para una grande que afrontaba con ciertos galones, aparece Richard Carapaz, que esos días no tenía rival.
Así las cosas, el año de Mikel Landa se resume en el cuarto y sexto puesto en Giro y Tour. No es poca cosa, seguro que querrá más. Le va el doblete ese, se gusta en Italia, le gusta Francia, pero cuando algunas declaraciones apuntan a lo más alto, siempre se espera eso, algo más.
Hace cuatro años conjeturábamos sobre Mikel Landa en el Team Sky y la opción que se la abría en el Giro, porque el Tour era cosa de Froome. Ese año había sido el coco del Giro, como aquellos días no sé si alguna vez habrá andando, pero esa carrera estuvo en su radar como pocas volvería a tener. Con Sky se quedó a un suspiro del podio del Tour, tras ayudar a Froome, a un paso de Bardet, compuesto y sin novia. Pasó a Movistar y en dos años no fueron capaces de marcar un líder, sin Nairo y Landa en los celestes la duda que ha movido más pasiones en el ciclismo moderno sigue sin resolverse. Otra vez fue lo que pudo ser y lo que fue.
Mikel Landa es parte del paisaje, pero no alcanza lo que apuntan sus palabras. El ciclismo le guarda la opción del Bahrain, equipo que leemos será nuevo el año que viene. No sigue Vicenzo Nibali y la vacante la quieren llenar Landa y un buen conocido, Wouter Poels. Creo que entre los dos no existe comparación, el alavés no es la baza perfecta pero ¿el neerlandés?
Mikel Landa vuelve a manos de Rod Ellingworth, quien deja de ser segundo en Ineos para liderar el equipo sostenido por el emirato. Ojo que Mikel Landa alcanzó sus mejores cronos con el británico, aquella de Chianti, que descubrió a Roglic, hace tres años, un día antes de abandonar la carrera. Mikel Landa aquí sí que parece tenerlo todo, todo lo que pidió por esa boquita generosa, un bloque interesante, una estructura potente, liderazgo y círculo de confianza. Y la alineación de los astros: el recorrido del Tour, asegura, le favorece. Si es capaz de salir bien de la maldita primera semana, luego, igual, ya no le toca jugar a la heroica en la segunda y así llega más entero a latercera.
¿Es el año de Mikel Landa? ¿Sigue con el beneficio de la duda? Las cosas se encauzan como él quiere, las excusas se acaban…