Mikel Nieve (1984) fue la luz del Team Sky con su triunfo de etapa en Courchevel, última del Critérium del Dauphiné, una victoria «inesperada», porque su objetivo era trabajar para su líder Chris Froome quien, sin embargo, no pudo responder, lastrado por su caída del viernes. El éxito supone una inyección de moral y confianza para el ciclista de Leitza cara al Tour de Francia en el que esperar vivir «una experiencia única» con el triunfo final de Froome.
Nieve aterrizaba en Biarritz saboreando aún una victoria tan importante que añadir a sus dos dianas anteriores en Cotobello en la Vuelta a España 2010 y Gardeccia en el Giro de Italia 2011, que dan brillo a su palmarés y que suponen «una gran satisfacción personal».
– ¿Qué significa el triunfo en el Dauphiné? ¿Tuvo tiempo de celebrar su triunfo anoche con los miembros del Sky?
– Todavía no me lo creo del todo. Estoy muy contento y es una motivación para seguir trabajando. Sobre todo, vino sin esperar. La verdad es que toda la semana me he encontrado muy bien; es señal que he trabajado bien y que ese trabajo da sus frutos. Cada uno iba a su destino y tampoco pudimos celebrarlo mucho. Ahora, en casa, sí que lo celebraré un poco más.
– El equipo debe estar satisfecho con su rendimiento.
– Sí, sobre todo por cómo ha funcionado todo el equipo en el Dauphiné. Pienso que todos hemos estado a un gran nivel y, si no llega a ser por la caída de Froome, seguramente habríamos disputado la carrera hasta el final y con un gran rendimiento de todo el equipo.
¿Le felicitó el propio Froome por su victoria?
-Sí, sí. En cuanto me vio por primera vez, me felicitó y enseguida me dijo que se alegraba mucho por mí. Él tuvo un mal día y sufrió mucho. Y es un gesto por su parte que se agradece mucho. A pesar de la caída, lo intentó y ayer se vio que al final no estaba al cien por cien y no podía ser. No se le puede pedir más.
– El Tour de Francia llega en menos de tres semanas, ¿cuál será su preparación hasta entonces? ¿Se concentrará en altura?
– No, descansaré un poco de casa, para recargar las pilas, porque son muchos días fuera. Después de estar concentrado en el Teide y de inspeccionar las etapas del Tour de Inglaterra, estuve cinco días en casa y me volví a marchar para Dauphiné. Sí que iré solo a Pirineos a reconocer alguna etapa.
– ¿Qué puede decir de la segunda etapa del Tour de Francia? ¿Es tan dura como parece?
– La segunda etapa es todo el día arriba y abajo y salen más de 3.000 metros de desnivel y eso que el puerto más largo no llegará ni a cinco kilómetros. Es una etapa que se va a hacer muy dura. Es una motivación para el equipo, allí tiene mucho apoyo incluso entrenando parecía que íbamos en carrera por toda la gente que animaba. Así que trataremos de dar lo mejor.
– ¿Qué supone estar en la salida de un Tour de Francia con el objetivo de ganar en París?
– Es una motivación, la presión está ahí porque Froome es un claro candidato a ganar, trabajar para un líder que te da la garantía de que va a disputar la carrera y por qué no ganarlo. Si consigue la victoria, será una satisfacción muy grande para todos. Yo creo que será una experiencia única, la gente que lo ha vivido así lo cuenta, seguro que es muy grande.
– Hace un año corría en el Euskaltel-Euskadi, si le dicen entonces que iba a ganar en el Dauphiné y que disputaría el Tour con el Sky ni se lo habría imaginado.
– No, no, la verdad es que no. Euskaltel en teoría tenía contrato para tres o cuatro años más y no se te pasa por la cabeza. Luego surgió rodo lo que surgió. Así es la vida. Soy un afortunado por llegar a este equipo. Sin duda fue un acierto. Me siento muy bien, muy valorado. La verdad es que nos cuidan muy bien y estoy muy contento.
– Siempre surgen noticias en torno al Team Sky, sobre Froome y Wiggins especialmente, la última en pleno Dauphiné sobre el permiso de la UCI a Froome en Romandía para tomar un medicamento, ¿qué opinión tiene de ello?
– Es un poco lo que quieren buscar los periodistas. Froome es el mejor corredor del mundo, el último ganador del Tour, y siempre se le mira con lupa. Yo creo que a veces se sacan las cosas de contexto y se exageran bastante. Quieren buscar la polémica y vender más. En ese tema, este equipo es un ejemplo y para mí las cosas se hacen muy bien.
– Cotobello, Gardeccia y Courchevel son sus tres victorias, pero vaya tres victorias.
– Sí, la verdad es que las tres han sido muy bonitas. He tenido la suerte de estar ahí, donde tenía que estar, y luego tener las piernas para poder ganar. Es una gran satisfacción. Estando a un gran nivel, las victorias pueden llegar o no. Y esta en concreto ha sido bastante inesperada porque el plan era ayudar a Froome, pero la carrera fue de otra forma, surgió la oportunidad y pude aprovecharla. Pero ganar no es una obsesión, aunque está claro que siempre gusta ganar y que es una satisfacción especial.
– ¿Cómo vivió esa última jornada del Dauphiné desde dentro?
– De salida se fue muy rápido, todo el mundo quería coger la escapada en el primer puerto. Fue una etapa muy dura. El equipo intentó jugar sus cartas, si Froome se había recuperado y podía ganar la carrera, pero no pudo ser y al menos yo pude ganar la etapa. No tuve que trabajar en la escapada y llegué un poco más fresco que los demás. Tenía respeto por los tres de la General, Talansky, Van den Broeck y Bardet. Intenté jugármela un poco de lejos, cogí unos metros y fui a tope hasta la meta.
Fuente: Comunicación Giuseppe Acquadro