La imagen de Freire superando a Zabel en la meta de Milán-San Remo 2004 ha pervivido todos los tiempos. Aquella tarde de sábado, mes de marzo, año 2004, la Milán-San Remo entró en el imaginario eterno de Óscar Freire.
Aquella llegada era dura, una carrera lanzada 300 kilómetros, comprendiendo que cualquier rueda, en la Via Roma, podía ser la buena. Óscar Freire en el caos hacía de la necesidad virtud, un camino que le dejó su primera Milán-San Remo, la de 2004, ganaría otras dos, en bandeja. Le entretenemos un rato y nos cuenta…
-Óscar ¿cómo lleva estos días?
-La verdad es que estaba algo advertido, tengo amigos italianos que hace días me contaban todo lo que estamos viendo aquí estos días. Tengo la suerte de vivir en una casa y las horas pasan más rápidas
-Este sábado deberíamos estar mirando San Remo y lo que por sus alrededores pasara. ¿Qué sitio ocupa la Milán-San Remo en el corazón de Freire?
-Es una carrera única, la más especial, la que más quería. Visto ahora, y entonces, es una carrera que puedes perder en cualquier momento y ganar sólo al final
-Algo que se le daba bien
-Siempre he sido hábil en estas circunstancias, en sortear los problemas durante la carrera, buscar la rueda buena. Siempre hubo gente con más físico que yo, pero no con la técnica suficiente para sacarle el mejor partido
-¿Eso se llama intuición?
-Posiblemente sí, sabía moverme bien, ahorrar fuerzas y la suma de todo eso acababa marcando las diferencias. Quien me haya visto competir de cerca, seguro que te lo puede decir. La experiencia también suma, ves los peligros venir. La primera vez que sufrí un abanico fue en una carrera juvenil, en Arévalo, me quedé en el penúltimo grupo. La siguiente vez que me pasó, ya de pro en una Vuelta a Castilla y León, lo vi venir y acabé en el grupo delantero ganando el sprint
-Grande…
-Es más, puedo decir que nunca me he caído disputando un sprint, en eso hay suerte, pero también intuición. Recuerdo una Vuelta, llevaba dos triunfos de etapa, que no me metí en un sprint por que pensaba que iba a ser peligroso y en efecto, hubo una gran caída al final
-Volviendo sobre Sanremo…
-Es una carrera top, para mí la más importante tras el Mundial
-La conoció en Mapei
-Como italianos la tenían en alta estima, pero no la ganaron nunca. Curiosamente lo logramos ciclistas que llevamos su nombre en el pecho –a Freire sumarle Pozatto, Bettini y Cancellara-
-Menuda edición aquella de 2000
–Había mucho gallo en aquel equipo, yo era el campeón del mundo pero estaban Museeuw, Bartoli y otros con muchos galones. Era un equipo fuerte y a veces pasa que cada uno defiende sus intereses
-Han pasado ya veinte años
-Nos hacemos mayores, ves fotos de entonces, las comparas con ahora y…
Entrevista completa en El Cuaderno de Joan Seguidor