El ciclocross es una locura. Una barbaridad en la que sólo el más fuerte puede ganar. Una especie de sálvese quien pueda de principio a fin. Cuando el semáforo se pone en verde es todo una cuestión de tonto el último. Sencillamente, como dice el flamante subcampeón del mundo de la categoría Sub23, Felipe Orts, “todo el día a lo que dé la moto”. Y, claro, siempre gana el más fuerte. Y el más listo. Incluso, el que une a esas dos condiciones previas –sin ellas sí que es seguro que no hay premio– la suerte. O la ausencia de mala suerte. O todo junto. Y es que, en realidad, el ciclocross es eso: un enorme caos en el que, de algún modo, siempre acaba reinando el orden.
Eso debió pensar Wout Van Aert en los primeros compases de carrera. Todo tiene que volver a ser normal. Porque si eso no sucedía, las cosas pintaban mal. Muy mal. Por primera vez veíamos a Van Aert sin su maillot arcoíris y, como si de un Sansón rapado al cero se tratase, parecía que al belga se le había esfumado, de un plumazo, la fuerza, la magia y la gracilidad. Sus compañeros de selección, como era de esperar tras la bomba que soltó el jefe de filas belga el pasado jueves, apenas se inmutaron cuando le vieron hundirse en la salida. Más de uno, quizás, reía en sus adentros la desgracia del joven tirano.
Por delante, Van der Poel parecía ajeno a todo. Alto, estirado y grácil, evolucionaba en cabeza de carrera con un Kevin Pauwels soldado a su rueda que sabía, como sabía todo el mundo, que sólo era cuestión de tiempo hasta que tuviera que decir buenas tardes y gracias por el viaje al hijo del diseñador del circuito. El holandés, decíamos, circulaba ajeno a las penurias de Van Aert y, claro, al drama de un Tom Meeusen que rompía su bicicleta en la tercera curva y que no duró ni media vuelta en carrera. Las del corredor del Telenet-Fidea Lions eran las primeras lágrimas que veríamos en la tarde de hoy, pero no las últimas.
Van der Poel sencillamente había reventado el mundial. Se había ido de todos y, aparentemente, rodaba en un universo paralelo en el que el barro no pesaba, el frío no cortaba, el agua no resbalaba y, en definitiva, todo era perfecto. La ventaja que le separaba de la realidad, representada por la banda –decir que eso es una selección sería faltar a la verdad– belga, era cada vez mayor. No aprenden. Se empeñan en un imposible. Viven de momentos pretéritos en los que el ciclocross era una especialidad (todavía más) local. En la que ellos y sólo ellos tenían el monopolio del asunto y daba igual las perrerías que se hiciesen porque siempre había un Nys, un Wellens, un Vervecken, un De Clercq… que arregabla el asunto al final. Pero eso ya no existe. Ahora está Van Aert y poco más. Ahora está Van der Poel frente a todos ellos. Y Van der Haar. Y Van Kessel. Y Boros. Y todo un pelotón que, si bien todavía tiene que terminar de dar el paso definitivo para hablarles de tú a tú a los del jersey azul celeste, ha sabido hacer de la necesidad virtud y no duda en sacar provecho de esa continua guerra civil absurda y estúpida que sólo a ellos mismos perjudica.
Y así, viendo que aquello no iba a ninguna parte, a Van Aert le poseyó un espíritu. Quizás el de Nys. O el de Liboton. O el Albert. Quizás el de De Clercq. O el de De Bie. Puede, incluso, que el de Liboton. Por no hablar de los dos De Vlaeminck. El de tantos y tantos que antes que él han sentido sobre sus hombros el peso de ser el jefe de filas de un equipo (sic) que viste un maillot azul celeste con una bandera tricolor sobre el pecho.
Las piernas comenzaron a girar de nuevo. Van der Poel parecía estar –y de hecho, lo estaba– cada vez más cerca. No lo veía todavía, pero podía adivinar su posición con los gritos de los aficionados. Cada vez sonaban más cerca. Más intensos. Y las caras al otro lado de las vallas mostraban cada vez una mayor sorpresa. Le habían dado por muerto. Por amortizado. Pero eso no se puede hacer. No en el ciclocross. No con él.
Volaba Van Aert sobre el trazado embarrado. Pasaba una y otra vez por el box y no cambiaba de bicicleta, que a esas alturas llevaba ya un peso extra tremendo en forma de hierba y barro. Van der Poel, confiado, quería bici limpia. Una y otra vez. Y en una de esas, salió el holandés de la calle del box y, como en el cuento de Augusto Monterroso, despertó de golpe de su trance sólo para descubrir que Van Aert todavía estaba allí.
La batalla estaba servida. Quedaba todavía media carrera y la cosa prometía. Van Aert, como Orts en su asombrosa recuperación para colgarse la plata en la carrera Sub23, vino de la nada, pero vino para quedarse. Y entonces sucedió lo impensable. Lo que, en realidad, nadie quería que sucediese. La avería. El pinchazo. La rueda trasera de Van der Poel se desinfló. Van Aert lo vio y, por supuesto, no iba a dejar pasar la oportunidad. Tres. Cinco. Siete. Diez. Quince.. la ventaja iba creciendo. Los segundos caían como losas sobre un Van der Poel que cuando, por fin, pudo cambiar de bicicleta se había dejado 18 segundos, muchas fuerzas y buena parte de su moral, por el camino.
Y esa es, quizás, la gran diferencia entre Van Aert y Van der Poel. Ese es el detalle, el pequeño gran detalle que hace que la balanza, cuando miramos las temporadas en su conjunto, siempre se incline a favor del belga. Van Aert es, como decíamos ayer de su compatriota Sanne Cant, terco como una mula. Saca fuerzas de flaqueza y parece que siempre tenga algo que demostrarse a sí mismo. Cuando peor y más hundido parece estar, más fuerte y peligroso se torna. El holandés, sin embargo, parece tener una moral débil. Le pueden los contratiempos y de hecho uno duda de que, de no haber sido esto un mundial, no hubiese optado por lo que ya le hemos visto hacer en más de una ocasión cuando se ha visto sin opciones: desconectar y dejarse desaparecer en el anonimato del pelotón profundo.
Van Aert celebró a lo grande su segundo triunfo. Se reivindicó ante sus muchos críticos dentro y fuera de la selección belga que, con el tercer puesto de Lars van der Haar, se quedó de nuevo sin medalla. Un castigo más que merecido. Van der Poel, como en un giro cruel del destino después de haber llamado llorica a Niels Albert [entrenador de Wout Van Aert, N.d.A.], no pudo ocultar la decepción que para él ha supuesto la plata de hoy. Cruzó la línea de meta llorando desconsoladamente y no pudo detener las lágrimas ni en lo más alto del podio. Destrozado. Hoy era su día. Su gran día. Ahora, con la Copa del Mundo ya en la mochila de Van Aert y sin opciones en el Trofeo DVV Verzekeringen al holandés sólo le queda el Superprestigio para maquillar una temporada que, como la pasada, vuelve a colocarle por debajo de su gran rival.
Ismael Esteban hizo soñar a los españoles con un top10 mundialista durante la práctica totalidad de la carrera, pero una avería en el último giro lo mandó todo al traste y finalmente fue Javier Ruiz de Larrinaga el mejor corredor español al terminar en 16ª posición.
CLASIFICACIÓN
1 | VAN AERT Wout | BEL | VERANDA’S WILLEMS – CRELAN | 1:02:08 |
2 | VAN DER POEL Mathieu | NED | BEOBANK – CORENDON | +00:44 |
3 | PAUWELS Kevin | BEL | MARLUX NAPOLEON GAMES | +02:09 |
4 | VAN DER HAAR Lars | NED | TELENET FIDEA LIONS | +02:52 |
5 | VAN KESSEL Corne | NED | TELENET FIDEA LIONS | +03:09 |
6 | SWEECK Laurens | BEL | ERA – CIRCUS | +03:29 |
7 | BOROS Michael | CZE | PAUWELS SAUZEN – VASTGOEDSERVICE CONTINENTAL TEAM | +03:47 |
8 | VERMEERSCH Gianni | BEL | +04:02 | |
9 | ZAHNER Simon | SUI | +04:08 | |
10 | WEBER Sascha | GER | +04:29 | |
11 | NESVADBA Jan | CZE | EXPRES CZ-MERIDA TEAM KOLIN | +04:50 |
12 | MERLIER Tim | BEL | VERANDA’S WILLEMS – CRELAN | +05:07 |
13 | WALSLEBEN Philipp | GER | BEOBANK – CORENDON | +05:07 |
14 | SAGESSER Severin | SUI | +05:18 | |
15 | ROHRBACH Nicola | SUI | +05:28 | |
16 | RUIZ DE LARRINAGA IBANEZ Javier | ESP | +05:35 | |
17 | VANTHOURENHOUT Michael | BEL | MARLUX NAPOLEON GAMES | +05:40 |
18 | HYDE Stephen | USA | +05:41 | |
19 | TARAMARCAZ Julien | SUI | ERA – CIRCUS | +05:57 |
20 | BRAIDOT Luca | ITA | +06:05 | |
21 | BOULO Matthieu | FRA | +06:15 | |
22 | HEKELE Emil | CZE | +06:26 | |
23 | FALENTA Alois | FRA | +06:26 | |
24 | WILDHABER Marcel | SUI | SCOTT-ODLO MTB RACING TEAM | +06:29 |
25 | KONWA Marek | POL | +06:41 | |
26 | PAPRSTKA Tomas | CZE | +06:49 | |
27 | ESTEBAN AGUANDO Ismael | ESP | +07:03 | |
28 | HARING Martin | SVK | DUKLA BANSKA BYSTRICA | +07:18 |
29 | VENTURINI Clement | FRA | COFIDIS, SOLUTIONS CREDITS | +07:38 |
30 | VAN DER POEL David | NED | BEOBANK – CORENDON | -2LAP |
31 | MOUREY Francis | FRA | FORTUNEO – VITAL CONCEPT | -2LAP |
32 | POWERS Jeremy | USA | -2LAP | |
33 | WERNER Kerry | USA | -2LAP | |
34 | GODRIE Stan | NED | VERANDA’S WILLEMS – CRELAN | -2LAP |
35 | COMINELLI Cristian | ITA | -2LAP | |
36 | HANSEN Kenneth | DEN | -2LAP | |
37 | FIELD Ian | GBR | -2LAP | |
38 | VAN DEN HAM Michael | CAN | -2LAP | |
39 | MALIK Michal | CZE | -2LAP | |
40 | BRAIDOT Daniele | ITA | -2LAP | |
41 | CHAINEL Steve | FRA | -2LAP | |
42 | REICHLING Lex | LUX | -3LAP | |
43 | SUAREZ FERNANDEZ Kevin | ESP | -3LAP | |
44 | BOOM Lars | NED | TEAM LOTTO NL – JUMBO | -3LAP |
45 | PARBO Joachim | DEN | -3LAP | |
46 | BAUSCH Gusty | LUX | -3LAP | |
47 | MARTIN Jeremy | CAN | -3LAP | |
48 | HERNANDEZ GUTIERREZ Aitor | ESP | -3LAP | |
49 | LIVERMON Travis | USA | -3LAP | |
50 | BUR Zsolt | HUN | -3LAP | |
51 | KOSAKA Hikaru | JPN | -3LAP | |
52 | THILTGES Scott | LUX | -3LAP | |
53 | MAEDA Kohei | JPN | -4LAP | |
54 | NIELSEN Tommy | DEN | -4LAP | |
55 | MCCONNELL Mark | CAN | -4LAP | |
56 | OMARSSON Ingvar | ISL | -4LAP | |
57 | ORTENBLAD Tobin | USA | -4LAP | |
58 | SCHLECHTER Pit | LUX | LEOPARD PRO CYCLING | -4LAP |
59 | DURRIN Jeremy | USA | -4LAP | |
60 | HELMIG Christian | LUX | -4LAP | |
MEISEN Marcel | GER | DNF7 | ||
KISSEBERTH Jack | USA | DNF5 | ||
SAWADA Toki | JPN | DNF2 | ||
MEEUSEN Tom | BEL | TELENET FIDEA LIONS | DNF1 |