“Nadie podría inventarse una ciudad como Sevilla” es una frase del escritor Arturo Pérez-Reverte en el preámbulo de la novela ‘La piel del tambor’ que me viene como pintada para transformarla en “Nadie podría inventarse un ciclista como Sevilla”.
Nunca he ocultado mi admiración hacia Paco Mancebo, por su profesionalidad, por la ilusión que destila, a sus casi 40 años, por la combatividad que demuestra en cualquier tipo de prueba, sea en carretera, en BTT-maratón… o en donde le dejen. De Óscar Sevilla no he hablado tanto, aunque es el ‘alter ego’ del abulense, algunos meses más joven, igual de injustamente tratado por la vida ciclista… y felizmente recuperado con una trayectoria al principio nómada como la de Mancebo y posteriormente plenamente asentada en su Colombia de adopción.
Hablé con el ‘Niño’ hace unas semanas, antes de la prueba en línea de los Nacionales de Cáceres. Fueron apenas cinco minutos, pero en cada palabra que emitía se transmitía la ilusión, la profesionalidad, la satisfacción por seguir siendo ciclista. Pero sobre todo el orgullo de ser un ‘mentor’ para la joven y prolífica generación de ‘escarabajos’, a los que ha podido transmitir su experiencia y muchos conocimientos en aspectos como entrenamiento o nutrición, y a los que está convirtiendo en mejores corredores… pero a los que derrotaba en las dos últimas ediciones de la Vuelta a Colombia, algo que nadie se tomó mal porque Sevilla es ya un colombiano más. De hecho y de derecho. Ahora, con una nueva edición en marcha desde ayer, nada mejor que apostar por el triplete. Por supuesto, por el de Ossa de Montiel, pero también por el propio ciclismo colombiano.
Sin embargo, de todas las frases que intercambiamos, y como digo, emanando satisfacción, me quedo con una, aunque posiblemente no fuera así de textual: “Son los malos momentos los que te hacen progresar”. Por ello, nadie mejor que Oscar Sevilla para iniciar esta nueva etapa de Uluru.