Nicki Sorensen reconoce haberse dopado

Nicki Sorensen

Sorensen ha decidido limpiar su imagen

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Los antiguos chinos, como cualquier otra civilización que haya conseguido dominar una gran parte de territorio, tenían un interesantísimo catálogo de torturas para administrar a sus enemigos. Entre ellas, una de las más conocidas, es la de la gota. Esa en la que se colocaba al reo tumbado boca arriba y se le dejaba caer una gota de agua cada cinco segundos sobre la frente. Al daño físico se unía, sobre todo, el psicológico (algunos aseguran que los torturados acababan volviéndose literalmente locos). La privación de sueño a causa de esa molesta gotita de agua, tan inofensiva en solitario, y la desesperación de no poder beberla cuando la sed apretaba, acababa por desquiciar al pobre desgraciado que se enfrentaba a esa tortura.

El ciclismo, desde hace demasiado tiempo, vive su particular tortura de la gota. Un incesante y constante goteo de casos de excorredores que, liberados ya del miedo a años de inhabilitación, deciden sacar sus trapos sucios a la luz sin que nadie se lo pida o sin que venga realmente a cuento con la ya manida excusa de limpiar su propia conciencia. Al final, claro está, el ciclismo es el gran perjudicado y, quizá debido a esta permanente vigilia a la espera de la siguiente gota, esté acabando por volverse loco en una caza de brujas subvencionada y patrocinada por la UCI que haría las delicias del más enajenado Joseph McCarthy imaginable.

El último en decidir limpiarse sus propios excrementos usando al ciclismo como papel higiénico ha sido el danés Nicki Sorensen. Profesional hasta el pasado día 31 de diciembre y ahora enrolado en el Tinkoff como director deportivo, el danés ha reconocido en una entrevista al rotativo de su país BT el uso de productos dopantes en su etapa como corredor.

Ganador de etapa en la Vuelta a España y en el Tour de Francia desarrolló toda su carrera a la sombra de Bjarne Riis llegando al CSC-Tiscali el mismo año en el que el exganador del Tour se sentaba tras el volante y cambiando de destino cada vez que lo hacía su compatriota. Como ya hemos dicho, tras retirarse, Sorensen y Riis han seguido con su sociedad. Nacidos ambos en la localidad de Herning, Sorensen actúa ahora como director deportivo en el equipo de Contador, Sagan, Kreuziger y compañía.

“He usado sustancias dopantes. Lo admito por completo. Es algo que me entristece y me encantaría poder volver atrás en el tiempo y cambiar las cosas”, asegura Sorensen en su repentino ataque de decencia. “Fue en los primeros años de mi carrera deportiva”, añade para, con el guión habitual de estos casos, máxime cuando sigue existiendo relación laboral con los responsables de ahora y de entonces, asegurar que “fue hace más de diez años. Bjarne [Riis] desconocía mi decisión y nunca me indujo a ello”.

Para terminar de entender el porqué de esta súbita necesidad de explicarse de Sorensen podría tener algo que ver, quizás, con el doble hecho de que se espera que en muy pocos días la Federación Danesa haga público un informe sobre el uso de métodos prohibidos entre 1999 y 2014 y, quizás, al hecho de que la UCI y la WADA siempre han asegurado que serían ‘benevolentes’ con aquellos corredores y excorredores que colaboraran con este tipo de investigaciones.

Comentar

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

*