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Nohales con su nuevo equipo © twitter
Risas, ambiente relajado y algún que otro saludo aislado con algún comensal que reconoce a los integrantes de una mesa para tres. En ella, Ric Rodriguez, el director del equipo, sorprende por su gran envergadura, apuntillada por su cráneo, totalmente rapado. En el lado opuesto se sienta Sir Bong Sual, el mánager, y entre ellos, Édgar Nohales. Sobre la mesa humean sus cafés, uno de ellos peligrosamente inestable cerca del sombrero de Sir Bong Sual. Pero lo más importante permanece a buen recaudo entre las manos de Edgar: su contrato de renovación con el 7 Eleven, por un año más.
Su compañero y también vallisoletano Ángel de Julián también ha renovado por lo que serán dos los españoles que militen en el conjunto asiático en 2015.
Tras estampar su firma, Nohales, ciclista vallisoletano globalizado desde hace años, vuelve a la casa del equipo, ubicada en Tagaytay, a 50 kilómetros al Sur de Manila (Filipinas). Imposible borrarle la sonrisa: “Estoy muy feliz por poder seguir haciendo un año más lo que me gusta y más aún viendo la cantidad de profesionales en paro”, parece explicarse.
No es para menos. En la estructura filipina, donde milita desde principios de año, se siente muy valorado: “Tanto por la dirección del equipo como por los corredores”, recalca. De hecho, “siempre dicen que estoy aquí precisamente para enseñar a los filipinos como es un profesional en Europa, en todos los sentidos: como entrenar y correr…descansar y comer…”, explica con orgullo.
Nohales abre la puerta de su habitación, aún con la maleta sin deshacer tras la reciente disputa del Sharjah Tour en Dubai (2.2), donde estuvo en la pelea “de la arena, con los abanicos y todo eso, pero muy contento, acabé el 17 en la general y el primer día hice séptimo, que ya es decir, que no era mi terreno”, bromea.
Semanas antes corrió el Tour de Khatulistiwa (Indonesia, 2.2): “allí se me dio bien, algo mejor, hice el undécimo en la general, con el mismo tiempo que el octavo”, comenta con la naturalidad de un rockero acostumbrado a girar la bola del mundo a golpe de pedal.
Sin embargo, si se le pregunta por un momento vivido con especial pasión este año, además de su reciente victoria conseguida en la Challenge 7 Eleven en Sual (Filipinas), él clava el dedo índice orgulloso en su ordenador, indicando la foto que da color a su portal de facebook: “Esa quinta etapa en el Tour de Singkarak (Indonesia 2.2) con Óscar (Pujol) en la que fuimos primero y tercero. Pero también el día que nos quedamos solos los dos en la última etapa siendo neutralizados a 5 de meta. El público coreaba nuestro nombre. Fue especial”, rememora.
Nohales. con su trofeo
Aunque su memoria también tiene hueco para otros momentos exóticos: “También he disfrutado en el Tour de China 1 viéndome con los más fuertes en la montaña siendo todo corredores europeos o en el Tour de Ijen (Indonesia 2.2) donde he sido capaz de atacar a los iraníes en montaña, aunque no tuviese éxito”, bromea. En todo caso, ha sido un año en el que pensó menos en las clasificaciones generales: “he buscado más la victoria parcial que hacer puestos en la general y también este año he trabajado muchísimo para el equipo”, explica.
Ahora, con la renovación en la mano, aún le queda dar una “mala noticia” a Begoña, su madre: “Me han contado que el inicio de la temporada 2015 viene cargado, así que voy a renunciar a volver a España en Navidades para quedarme en Asia a entrenar con buen clima”, desvela con una cierta mueca de duda y temor justificado, ya que aún no conoce la respuesta de su madre.
En todo caso, Édgar Nohales, el Marco Polo del ciclismo, es, a sus 28 años, uno de los grandes globalizados de este deporte, donde sigue a rueda de sus sueños: “me siento con cuerda para rato y aún me quedan objetivos por cumplir, y descubrir nuevos países a los que espero llegar con un poquito más de gas, que cada año noto mucha mejoría”, dispara acelerado. Pero aún tiene que contar a su madre lo de las navidades. Que no sea nada.
Fuente: Rafa Simón. Prensa Edgar Nohales
