Cuando el pasado día 18 de mayo el belga de 26 años Stig Broeckx (Lotto) se fue al suelo, atropellado por dos motos a la vez, durante la disputa de la Vuelta a Bélgica, el vaso de la paciencia del ciclismo de aquel país rebosó. Tras años de asistir impasibles a accidentes entre vehículos a motor y corredores, el aumento en su frecuencia y, sobre todo, la repercusión mediática de los mismos hicieron que los máximos responsables del ciclismo mundial prometieran, una y otra vez, tomar cartas en el asunto.
La muerte en plena carrera de Antoine Demoitié durante la pasada edición de la Gante-Wevelgem y el ya mencionado atropello de Broeckx –que sigue en coma vegetativo desde entonces– hicieron que el gobierno belga tomara la iniciativa y se adelantara a la UCI y a las federaciones nacionales en la toma de medidas que lleven a conseguir un deporte más seguro y creó una comisión que, coordinada por el Ministerio de Trabajo, debía velar por la creación de nuevas normas y reglas que ayudaran a disminuir los riesgos derivados de la presencia de vehículos motorizados en carrera.
Así, esa comisión, ha aprobado ahora una nueva normativa que obligará a reducir el número de corredores y de vehículos en carrera como medidas más llamativas. Esta nueva resolución ya ha sido aprobada por la federación belga de ciclismo (KBWB) y, por lo tanto, es ya de obligado cumplimiento para las más de 600 carreras nacionales que todos los años tienen lugar en aquel país.
La UCI, que no ha pasado de la declaración de intenciones en todo este tiempo, sigue sin tomar cartas en el asunto y es por este motivo por el que las grandes carreras como la Gante-Wevelgem, el E3 Harelbelke, el Circuito Het Nieuwsblad, la Vuelta a Flandes y el resto de grandes pruebas internacionales no estarán obligadas al cumplimiento de esta nueva normativa ya que se organizan bajo las reglas de la federación internacional y no de la nacional.
Una de las decisiones más importantes que ha adoptado esta comisión es la reducción del número de corredores que pueden tomar parte en las carreras. Así, en las categorías sub-23 y profesional el número máximo de corredores no podrá ser superior a 175, una reducción muy importante respecto a los más de 200 que suelen formar el pelotón en la actualidad. En las categorías inferiores también se reduce el número máximo de componentes del pelotón, estableciendo esa cantidad en base a una serie de criterios específicos para cada categoría.
También se ha aprobado en esta resolución la reducción del número de motos que pueden prestar servicio en carrera. Así, una de las medidas más llamativas es la que establece que en carreras con circuitos de menos de 25 kilómetros no podrá haber ninguna moto.
En Ciclo 21, mucho antes de que todo este asunto se desatara con los accidentes de la primavera, analizábamos al hilo del accidente sufrido en Calpe por los corredores del Giant-Alpecin que “no estaría de más que los equipos fueran un poco más conscientes de que la labor de “prevención de riesgos laborales” (que en el fondo es de lo que se trata) es cosa suya”. Pues bien, la comisión belga ha entendido esta cuestión de manera similar y ha establecido que cada equipo deberá de contratar a un especialista en riesgos laborales, algo que es obligatorio, según la legislación belga, en cualquier empresa de más de 20 empleados (en las que cuenten con un número menor, ese especialista puede ser el propio empleador).
Finalmente, el Ministerio de Trabajo y la KBWB han aprobado también la obligación de mejorar los libros de ruta de las carreras, que a partir de ahora deberán de incluir todos y cada uno de los peligros y puntos conflictivos que vaya a atravesar la carrera especificándolos al máximo para que corredores y directores puedan hacerse una idea muy clara de qué es lo que se encontrarán durante la disputa de la prueba.
El campeonato de Bélgica podría ser la prueba más importante que se organice anualmente en base a esta nueva normativa y sus impulsores esperan que el resto de grandes clásicas y carreras internacionales en suelo belga apliquen esta normativa hasta el límite que les permita no incumplir la normativa UCI.