Nueve grandes rutas en bici

La bici puede ser un medio de transporte para viajar por el mundo pero también una forma de vivir experiencias impactantes. El planeta está lleno de retos sobre dos ruedas, desde lanzarse por abismos de vértigo en los desiertos de Utah, hasta pedalear respirando el fino aire del Himalaya, a más de 5.000 metros de altitud, en un recorrido con bici de montaña en torno al macizo del Annapurna.

Nueve propuestas de vértigo para ciclistas elegidas por los viajeros de Lonely Planet, en su personal selección de las mejores aventuras que un viajero puede experimentar en nuestros días en escogidos enclaves del planeta.

1 Ciclismo en el Slickrock Trail

La emblemática región de Slicrock ha convertido la ciudad de Moab, en Utah, en uno de los destinos más famosos del mundo para los aficionados a la bicicleta de montaña. La propuesta es atractiva: pedalear por el desierto explorando las rocas y poniendo a prueba a los ciclistas más experimentados en abismos de vértigo en el Condado del Coyote.

Fundada por los mormones en 1855 al sur del río Colorado, Moab vivió su época de esplendor durante el descubrimiento de uranio en la región, en la década de 1950. Treinta años después finalizó la Guerra Fría y con ella la industria de Moab. En su lugar llegaron las bicicletas de montaña y la ciudad se convirtió en uno de los destinos preferidos a nivel internacional. ¿Cuántas otras ciudades en el mundo tienen hoteles con taller propio para bicis?

2 Vietnam desde el sillín

Con terrenos que se adaptan a todo los ciclistas, Vietnam es uno de los países más atractivos del mundo para el cicloturismo. País largo y estrecho, (apenas 50 kilómetros de ancho en algunos puntos), la mayoría de las expediciones en bicicleta lo recorran de norte a sur o viceversa. Otra alternativa es pedalear por el delta del Mekong, al sur de la denominada cesta del arroz de Vietnam, donde se ve la misma cantidad de agua que de tierra: es uno de los lugares con más puentes del mundo.

Quizá la zona más atractiva para hacer ciclismo sea la parte central de Vietnam. Los ciclistas pueden pedalear entre la ciudad de Hue, antigua capital real, y las modernas playas de Nha Trang, alternando zonas montañosas o rutas de arena y mar cuando lo deseen.

3 ‘Mountain bike’ en Coed y Vrenin

Para los ciclistas, Coed y Brenin, en Gales, es un lugar pionero. Fue el primer bosque del Reino Unido que se adaptó al ciclismo de montaña en su modalidad single-track (sentido único). Una zona frondosa llena de rutas bien conservadas para ciclistas de todo condición.

El impresionante centro Coed y Vrenin, ecológico y adaptado a los turistas, tiene bicicletas, cascos de alquiler y mapas de los circuitos. La oficina de turismo de Dolgellau, a unos 8 km del centro, ayuda a buscar alojamiento cercano en cottages, hostales, B&B y hoteles.

4 Recorrer el circuito del Annapurna

El famoso circuito del Annapurna ha pasado de ser una de las rutas de senderismo más famosas del mundo, a convertirse en uno de los destinos en auge del cicloturismo. ¿Qué aficionado de las dos ruedas puede resistirse a subir un puerto de 5.416 metros? Cada vez más agencias ofrecen viajes para realizar el circuito del Annapurna en bicicleta. Empieza en Besi Sahar, adonde se puede llegar en autobús desde Katmandú (seis horas) o Pokhara (cinco horas). Desde el final del circuito, en Naya Pul, el regreso en bus a Pokhara lleva unas dos horas, aunque si quedan fuerzas se puede ir en bicicleta por caminos secundarios.

5 Bici sobre hielo

La carretera atraviesa picos puntiagudos y los campos de hielo más extensos de Norteamérica. Un recorrido en el que los animales merodean como si fueran peatones, el paisaje de montaña es excepcional y que se ha convertido en uno de los destinos favoritos de los ciclistas de todo el mundo; en algunos días de verano se ven tantas bicicletas como coches.

6 El Camino de Santiago en bici

Durante siglos, los peregrinos han atravesado el norte de España a pie hasta Santiago de Compostela para visitar las reliquias del apóstol Santiago. Desde hace años, los senderistas conviven con una nueva modalidad de peregrino, con montado sobre dos ruedas y 27 piñones.

La ruta preferida de estos biciperegrinos es el Camino Francés, empezando en Roncesvalles, descendiendo los Pirineos hasta Pamplona, cruzando La Rioja y la meseta entre Burgos y León, para terminar entrando en Galicia por O Cebreiro hasta pisar la ciudad de Santiago.

7 Pedalear por la Isla del Príncipe Eduardo

Uno de los circuitos ciclistas más originales del mundo es el que recorre la provincia más pequeña de Canadá, que permite explorar la línea costera y la pequeña capital cosmopolita de Charlottetown. La pequeña isla del Príncipe Eduardo (IPE) es la única región de Norteamérica que ha prohibido los vehículos motorizados. La espina dorsal de la red de rutas para ciclistas de la isla es el Confederation Trail, un recorrido de 279 kilómetros que la divide en dos. Se diseñó después de que cerrara la vía férrea en 1990, y el trazado se culminó en 2000. Ahora se extiende desde Elmira hasta Tignish, en los extremos este y oeste de la isla.

8 Los puertos del Tour

El desafío es pedalear siguiendo la estela de las grandes leyendas del Tour de Francia, por las mismas montañas alpinas y pirenaicas que han puesto a prueba y han hecho sufrir a los ciclistas profesionales durante más de un siglo. El Tourmalet sigue siendo uno de los puertos clásicos del Tour y atrae a miles de aficionados cada año, igual que el Col du Galibier, el primero que se subió en los Alpes en 1911. Claves en la historia de la prueba por etapas más importante del mundo son también el Alpe d’Huez (que se ascendió por primera vez en 1952) y el Mont Ventoux (1951), los dos sobre el valle del Ródano.

9 La gran divisoria

El trayecto para ciclistas todoterreno más largo del mundo es el que va desde Baff, en Canadá, hasta Antelope Wells, en la frontera entre Estados Unidos y México. Es una experiencia épica que debe digerirse poco a poco. Se la conoce como la Great Divide Mountain Bike Route (GDMBR) y fue concebida por la Asociación de Ciclismo de Aventura a principios de la década de 1990. Más de 4.400 kilómetros de recorrido que por dos provincias de Canadá y cinco estados de estadounidenses, que cruza la divisoria continental de aguas (línea geográfica que separa las cuencas que vierten al océano Pacífico de las que desembocan en el Atlántico y Ártico) una treintena de veces durante el trayecto. Se puede completar la ruta en unos tres meses, a una media de 60 o 70 kilómetros diarios.

Estas grandes aventuras y otras muchas están recogidas en el libro ilustrado Grandes aventuras. Experiencias impactantes para viajeros intrépidos (Lonely Planet – GeoPlaneta). Más información en www.lonelyplanet.es

Fuente: elviajero.elpais.com

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