El más internacional de los cantantes españoles, Julio Iglesias, cantaba hace ya muchos años aquello de que, por muchos cambios que se produzcan, ‘la vida sigue igual’ y, seguramente, no le faltara razón al proyecto de portero del Real Madrid. Podría decirse que en el ciclismo, especialmente en este maravilloso periodo de clásicas que ahora comienza, cambian los protagonistas, pero la esencia sigue siendo la misma… y lo sabemos.
En este sentido, el año 2015 se presenta muy interesante. Las próximas semanas deberán de servir para confirmar –o no– lo que el año pasado se comenzó a intuir: el cambio generacional definitivo. Hay quien apuesta a que los nombres de la vieja guardia quedarán enterrados y serán, a partir de abril, carne de hemeroteca. Otros, sin embargo, no descartan en absoluto la irrupción de los nuevos talentos, pero opinan que los abuelos del pelotón todavía tienen mucho que decir en estas carreras tan especiales donde la experiencia cuenta, al menos, tanto como las buenas piernas.
Tom Boonen es, sin duda alguna, el nombre que más miradas va a atraer en esta primavera. Ya no es aquel ‘yerno perfecto’ que irrumpió en el ciclismo para jubilar a otra generación espectacular como fue la de Johan Museeuw. Tampoco es, admitámoslo, el monstruo casi imbatible que fue durante algunas temporadas. Ahora, con menos pelo y más experiencia, es como ese viejo león que, pese a que sabe que en la jungla hay varios cachorros ansiosos por apartarle del trono, mantiene esa mirada fiera e intimidadora del que tuvo el mundo a sus pies. Un tipo al que nadie, ni el más insensato de sus rivales, se atreverá a darle un metro de ventaja, sabedores de que incluso sin tener el mejor de sus días, el belga se sabe todos los trucos habidos y por haber para, como diría aquella heroína de los primeros vídeos virales de la Red, liarla parda.
El de Etixx-Quick Step será el más vigilado porque ningún otro corredor tiene al alcance este año tantos récords en tantas pruebas. Junto a él, el otro gran referente de la experiencia, como no, será el suizo Fabian Cancellara. Olvidado, quien sabe si definitivamente, su intención de intentar batir el récord de la hora; el helvético quiere, a toda costa, ser el primer hombre en vencer cuatro veces la Vuelta a Flandes e igualar a Boonen con cuatro París-Roubaix. Pero, cuidado con él porque desde 2011 no se ha bajado del podio de la Classicissima (donde ya venció en 2008). El nuevo-viejo trazado de la meta no le favorece, pero ¿alguien se atreve a descartarle?
El belga y el suizo son los dos más experimentados de los aspirantes al adoquín, pero en la otra parte de esta primavera, la que nos llevará a las Ardenas, también tendremos un nutrido grupo de especialistas que se resisten a que les quiten sus posiciones privilegiadas. Con Joaquim Rodríguez como patriarca del grupo a sus 35 años, los Valverde, Gerrans, Gilbert, Moreno, Albasini… siguen confiando en sus opciones y, a tenor de los resultados obtenidos en el pasado año, tienen sobrados motivos para hacerlo. Y, no lo olvidemos, en 2015 nos encontraremos la variable de Sir Bradley Wiggins, que quiere hacerse leyenda del ciclismo con uno de los monumentos adoquinados.
Pero, tal y como decía Tom Boonen hace pocos meses, ¿dónde está el límite del cambio generacional? ¿A quién deberíamos de considerar joven y a quién viejo? Por ejemplo… se podría hablar de cambio generacional si los grandes vencedores de la primavera fueran Stybar (29 años), Cavendish (29 años), Van Avermaet (29 años), Thomas (28 años)… Por ello, y aunque no suponga un criterio objetivo o científico, para este artículo vamos a hacer dos grupos de corredores. Acertada o equivocadamente, hablaremos de jóvenes refiriéndonos a aquellos corredores que no hayan cumplido todavía los 27 años y de veteranos con aquellos que hayan pasado de esa edad.
El caso es que hemos tenido a auténticos superclase que han eclipsado a una generación entera. Por ello, sería de esperar que 2015 (y quizá algún año más) fuera el año de corredores con una calidad indudable como Stybar, Van Avermaet, Terpstra, Farrar, Gerrans… Sus respectivos palmarés no contemplan grandes triunfos o, al menos, no en las cantidades que podrían haberlo hecho en caso de no haberse dado de bruces contra el muro de los ya mencionados absolutos dominadores de estos años a caballo entre la primera y segunda década del siglo XXI. El mismo caso es aplicable a un Mark Cavendish que, pese a su estupendo palmarés (y sus cinco triunfos acumulados en lo que llevamos de año) en otros campos, no ha terminado de rematar en las carreras de un día donde únicamente una Milán-San Remo (2009) y un Mundial (2011) justifican su presencia en este artículo.
La mala noticia para este grupo de corredores que por edad se sitúan a dos aguas es que la marea que ahora se va fue demasiado fuerte para ellos, pero la que viene podría ser igual de letal para sus aspiraciones. Sep Vanmarcke (26 años) acabó la primavera de 2014 sin victorias, pero dando la sensación de haber sido el corredor más completo y fuerte de ese calendario y se perfila como el joven a tener más vigilado en las próximas semanas. Más incluso que un Peter Sagan (25 años) que, aunque nadie dude de su indudable clase, no termina de cuajar una gran actuación en los Monumentos que mejor le pueden ir. A sus –también– 26 años, Tony Gallopin es uno de esos outsiders que no ha cuajado todavía grandes gestas en los monumentos adoquinados, pero cuya victoria en San Sebastián en 2013 le hacen merecedor de ser mencionado en este repaso general y, por lo tanto, muy abstracto. Precisamente el peso específico ganado por Vanmarcke dentro de su equipo puede jugar muy en contra de las opciones de un Moreno Hofland (23 años) que parece que deberá de conformarse con ser el plan B de su escuadra.
Otro aspirante a todo de esa misma edad es el alemán John Degenklob. El velocista alemán ya ha demostrado que puede con la distancia y con el adoquín (fue segundo en la París-Roubaix de 2014), pero quizá necesite olvidarse un poco de su faceta de ganador de etapas en esta parte del año para centrarse en llegar a abril en las mejores condiciones para poder enfrentarse a esos especialistas que preparan Flandes y Roubaix con el mismo mimo y exclusividad como Contador o Froome lo hacen para el Tour de Francia. Un caso similar podríamos encontrarlo en el noruego Alexander Kristoff. Con 27 años en su carnet de identidad, la de 2014 fue su temporada de consagración. Comenzó fortísimo venciendo en San Remo, pero supo mantener el tipo muy bien en ese peregrinar desde la costa mediterránea hasta el Infierno del Norte y, tras ver su evolución y consistencia durante todo el año, será, sin duda alguna, una de las ruedas a vigilar este 2015.
Pero si queremos hablar de juventud en los días de los adoquines tenemos que mirar, sí o sí, al francés Arnaud Démare. Fue segundo el pasado año en la Gante-Wevelgem y acabó 12º en la París-Roubaix además de décimo en el Circuito Het Nieuwsblad. Con 23 años él sí puede ser considerado como el gran mirlo blanco de ese supuesto cambio generacional, aunque a nadie se le escapa que las piedras de Centroeuropa y la inexperiencia no se llevan precisamente bien.
Pero si hay un nombre que destaca sobre todos los demás cuando hablamos de nuevos valores ese es el del flamante Campeón del Mundo, el polaco Michal Kwiatkowski. Su momento, tal y como reconoció en Ciclo 21, llegará en las carreras de las Ardenas y son pocos los que ven factible, si la mala suerte no se ceba con él, que alguien le pueda toser. A sus 24 años Patrick Lefevere quiere protegerle de las enormes expectativas que se han depositado en el polaco, pero conociendo su manera de correr y la aparente naturalidad y facilidad con la que es capaz de dejar atrás a grandes rivales, se antoja casi imposible pensar que no vaya a luchar, con muy serias opciones, por conseguir el gran triplete.
¿Habrá cambio? ¿Seguirá todo igual? Grandes preguntas que, al menos este año, sí están justificadas. El ciclismo, como decíamos al principio, seguirá siendo el mismo. Pocos cambios pueden y deben de introducirse en estas carreras, pero son los nombres de los corredores que construyen año a año la leyenda de las clásicas los que cambian. Hemos repasado una lista muy general y, por supuesto, ni están todos los que serán ni serán todos los que están. La respuesta, la tendremos día a día.