En estos días previos al Tour, el contenido relacionado con ciclismo se multiplica en Eurosport. El lunes sacaron una entrevista con Alberto Contador que tocó de forma aleatoria varios momentos y aspectos de su vida deportiva. Una de las cuestiones pasó por Oleg Tinkov y su aportación al ciclismo. Contador lo situó en el marco de su amor por este deporte y agradeció su inversión en el mismo, teniendo numerosas novias en otros lados y seguramente menos complicadas que este circo.
No quiso profundizar más Contador sobre el jefe más peculiar que posiblemente haya tenido jamás, una persona que ha cuestionado el sueldo de estrella de primer nivel del madrileño a exhibirlo como ejemplo de todas las virtudes terrenales cuando ganó la Vuelta a España hace dos años en Santiago de Compostela.
De cualquiera de las maneras, Contador habló en clave de retirada del ruso, algo que ya él mismo anunció hace tiempo, situando a Tinkov en la balanza de la historia, como uno de los mecenas más ruidosos y excéntricos del ciclismo. Del todo vale que les decía a sus chicos hace ocho años en el Giro, de fichar a ciclistas con una X en la espalda, como Tyler Hamilton, a este Tinkoff, uno de los mejores equipos del mundo, pagado de su bolsillo, tras sacar casi a empujones al banco danés Saxo del copatrocinio. Esta ha sido la línea vital de Tinkov en el ciclismo.
En este tiempo le hemos visto en mil poses, montando en bici, sintiéndose pro entre sus ciclistas y presionando a sus estrellas como pocas veces se ha visto y, atención, asumiendo sueldos fuera de mercado. Ha sido manager, director, en la sombra, pero de facto y “paganini”. Sus víctimas se cuentan por varias, la más ilustre Bjarne Riis, que trabaja en algo tan grande que no ha vuelto a dar detalles desde una rueda de prensa iniciar.
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