La actuación del siempre espectacular Alejandro Valverde, con su victoria del domingo en la Ruta de Occitania, eclipsó un segundo triunfo español en una prueba por etapas, el de Oscar Pelegrí (Radio Popular) en el Gran Premio Abimota portugués, en su estreno en la máxima categoría. Un éxito que ni siquiera se planteaba el castellonense “porque en principio no iba a correr la prueba. Me lo dijeron el domingo pasado y por eso no me la había preparado especialmente. De hecho, le dije al director que quería trabajar por los compañeros, porque no me veía luchando por la general, pero cambiaron las cosas y…”.
Pelegrí comenzó a ver ese ‘cambio’, “al término de la segunda etapa, cuando llegamos quince corredores y me pude meter en el top10 con otro compañero. El tercer día, estuve en otra escapada, con otros tres ciclistas que estaban del día anterior y ya me vi con opciones de ganar -tercero a quince segundos de Raúl Alarcón-, aunque no lo veía fácil. Es un corredor con un gran palmarés y con mucha experiencia en situaciones como ésta. Veía muy complicado poder arrebatarle el líder. De hecho, hasta que no me avisaron a diez kilómetros de meta que se había descolgado pensaba que no podría ganar”.
La primera victoria como profesional la define el de Betxí como “una sensación no de alivio, pero sí muy cercana. Una mezcla de euforia, de tranquilidad y de satisfacción por ver que estabas trabajando bien y que por fin llegan los resultados”, en una temporada que “comenzó muy bien en Algarve, donde se cumplieron los objetivos que me había marcado, peor luego me estanqué, quizás porque eran carreras que no se adaptaban tanto a mis características. En la Vuelta a Madrid hice segundo el último día y recuperé la confianza”.
Poco después se concentraba unos días en la altura de Sierra Nevada “para preparar el Gran Premio Jornal de Noticias, que me salió bastante mal por culpa de unos vómitos que tuve el tercer día, por un virus, y el Campeonato de España”.
“Un tipo de prueba que me gusta mucho”
Y es que el Nacional de Castellón, en su tierra, es uno de los grandes objetivos de un corredor que ya sabe lo que es ser tercero, en Cáceres 2015, y campeón de España sub23, en Alicante, un año más tarde. “Es un tipo de prueba que me gusta mucho, porque no gana el más fuerte, sino el corredor que tiene su momento ese día. Son carreras que se me dan bien y este es un momento del año en el que suelo estar bien de forma”, nos dice desde la vertiente de la ilusión, para añadir, desde la del realismo, que “es mi primer año de profesional, el recorrido es muy duro y la carrera va a resultar muy complicada por el calor que se espera y porque este año, con más equipos, la batalla va a ser mayor”. En resumen, “no sé el nivel en el que estoy, pero voy a intentar hacerlo lo mejor posible. Además, en mi caso corro solo, no tengo ningún compañero y tendré que estar a la expectativa de otros equipos con mayor representación, de aprovecharme de su trabajo”.
De momento, el castellonense está contento con la experiencia en Portugal, “donde se vive el ciclismo con mucha intensidad, porque hay muchos equipos y ello supone bastante competencia. Los equipos ciclistas están ligados a los clubes de fútbol y ello supone que se traslade ese interés de los fans. Y desde luego se va muy deprisa, aunque me han dicho que nada comparado con lo que pasa luego en la Vuelta a Portugal”, una carrera que espera poder correr -y más después de su triunfo en Abimota-, “aunque aún no tengo la confirmación y no me quiero hacer ilusiones hasta que me lo digan”.
Pero también sabe que Portugal, aunque es un refugio final para muchos corredores, también es un trampolín para los más jóvenes. “Es muy pronto para hacer planes para la próxima temporada, pero está claro que correr de nuevo en España es un objetivo para todos, no a corto plazo, aunque sí en el horizonte de algunos años. Pero no es una decisión que dependa de mí, por lo que no tengo que darle muchas vueltas. Mi trabajo es pedalear y dar el máximo para que se fijen en mí”.