«Las caídas son parte del ciclismo y a veces te tocan a ti y otras veces no», afirma Sergio Pardilla (MTN-Qhubeka), que recurre al pragmatismo para pasar página a la caída que le dejó fuera de la Tirreno-Adriático y le produjo una fisura en el cúbito de la mano izquierda. «Todas las lesiones trastocan los planes, la preparación y el calendario. Son una molestia más allá del dolor que producen, pero me quedo con que no ha sido muy grave y pronto podré volver a competir», dice desde Navacerrada, en donde combina el descanso y las sesiones de entrenamiento en altura.
Los médicos del MTN-Qhubeka estimaron en cuatro a seis semanas el plazo para su recuperación, pero el escalador manchego cree que podrá salir antes a la carretera y confía en que su estado de forma no se resienta en exceso. «Mi preparador físico, Javier Fernández-Alba, ha programado entrenamientos con el rodillo. Hago una hora en ayunas nada más levantarme y luego otra más de series y de intensidad después de desayunar. Por la tarde toca gimnasia, estiramientos y más rodillo. Suelo estar unas cuatro horas al día en él. Este entrenamiento en rodillo nunca tiene la calidad de los entrenos en carretera pero todavía no puedo ponerme de pie sobre la bici», dice.
Su caída en la Tirreno-Adriático ha privado a Pardilla de la oportunidad de ayudar a su compañero Gerald Ciolek a repetir el triunfo del pasado año en la Milán-San Remo y también le impidirá disputar la Coppi&Bartali, una ronda más acorde a sus características. «No quiero pensar en lo que me he perdido sino en la próxima cita, el Tour de Mzansi (del 8 al 12 de abril), que aunque es una carrera modesta a nivel internacional (2.2) el equipo le da mucha importancia porque es en casa, en Sudáfrica y queremos hacerlo bien. Creo que me va a venir bien para ir recuperando el ritmo».
Prensa A&A Sport