Emoción y alegría fueron sentimientos comunes a todas y cada una de las ciclistas españolas en el momento en que se comprometieron y se implicaron en ese nuevo proyecto del Movistar femenino. Pero había una de ellas que se destacó por encima de todas en aquellos meses finales del año pasado y primeros del presente. Por su ilusión desbordante y contagiosa, muchas veces infantil, llamaba la atención ver a Lorena Llamas, porque, además, era una de las más veteranas -treinta años-, aunque desde luego, la que contaba con menos experiencia en el ciclismo de competición.
Además, se da la circunstancia de que era la única gran ciclista del pelotón nacional con la que jamás había intercambiado una palabra. Por ello, tenía pendiente esa charla amplia con esta ciclista de Igualada, en esta pausa de la temporada tras los grandes compromisos del Giro Rosa y La Course by Le Tour antes de afrontar la recta final, en la que sueña con el Mundial de Innsbruck.
Pasado
Atleta popular, dejó de correr «porque tuve problemas de ciática, a causa del asfalto. Nunca había hecho bicicleta, pero unos amigos me dijeron que probase a salir con ellos, con la BTT, solamente como ocio, a dar una vuelta y almorzar por ahí». La experiencia, sin embargo, distó mucho de ser un descubrimiento agradable. «No entendía nada, ni como iban las marchas, ni que tenía que hacer. Además, estaba todo el rato en el suelo. No sólo no disfrutaba nada, sino que acabé odiándola».
Pero esos mismos amigos fueron los que la dijeron que probase con la de carretera «y esto fue muy distinto. No necesitaba ninguna técnica. Era pedalear y nada más. Podía ir en grupo, pero también me lo pasaba bien sola». Y poco a poco, casi sin darse cuenta, comenzó a competir. En el año 2015 pasó a militar en el equipo Frigoríficos Costa Brava, con el que comenzó a descollar en la Copa de España, llamando la atención tanto del seleccionador nacional, como del equipo Bizkaia, con el que comenzó a competir sin tener el ‘transfer’ por lo que el conjunto catalán impidió su participación. «Estoy súper agradecida a ellos -dice Llamas sin rencor por el final-. Quiero recordar todo lo bonito que tuve y si estoy ahora donde estoy es porque me dieron esa oportunidad».
Con Bizkaia-Durango el 2017 fue la temporada de su confirmación como ciclista. «Fue un año muy bonito en el que estuve en grandes carreras como Flecha y Lieja. Tuve un calendario muy bonito, pero tenía que combinarlo con mi trabajo como administrativa en un supermercado. Todo era entrenar, correr y trabajar, sin tener vida social, lo que me generaba bastante estrés. Porque si dejaba de hacer algo en el trabajo para correr, luego tenía que recuperarlo. Por eso estaba decidida a dejar el ciclismo».
Fue a finales de agosto del año pasado, con la decisión tomada ya de ‘colgar la bicicleta’, cuando Lorena recibió esa llamada que le ha cambiado la vida. «Era un día por la tarde, en el trabajo, cuando me llegó un ‘whatsapp’ de Jorge Sanz, que quería hablar conmigo. Me sonaba su nombre, pero no tenía ni idea del proyecto de Movistar, y lo que pensaba era que quería que hablásemos para llevarme la preparación o algo así. En este sentido soy una desastre, la última en enterarse de todo. Cuando charlamos y me explicó todo el proyecto, se me pusieron los pelos de punta. No hablamos de condiciones, pero les dije que estaba de acuerdo, que constasen conmigo. Salí a hablar con mi jefe y fue quien me animó a fichar, que no podía decir no a mi sueño». Dicho y hecho, excedencia al canto y profesional con el Movistar, dedicación absoluta a su pasión.
Presente
Vuelvo a insistir en esa ilusión que transmitía la catalana en esos primeros compases de la campaña, cuando se vistió por primera vez con los colores azules. «Fue algo increíble, de sentirme muy afortunada. ¿Asustada? Nunca he tenido esa sensación. Cuando nos reunimos todas en Pamplona, ya vimos que era un proyecto alucinante. Pero no sólo para mí, sino para todas. Un cambio radical, pero que merece la pena».
Ahora su vida es muy distinta. «Me levanto sin despertador, desayuno y hago los entrenamientos que me tocan. Por la tarde, gimnasio, masaje o estiramientos, dependiendo el plan de carrera que tengamos o si no salir a pasar a Patxi -su perro-«.
Y si está en carrera, «pues a hacer lo que me digan. Tengo claro que este año es de aprendizaje y mi objetivo ha sido siempre ayudar a compañeras. Le doy más importancia que a eso que a ganar».
Una victoria que aún no ha llegado, pero que estuvo a punto de adjudicarse en la #reVolta, la carrera femenina que se organizó por primera vez como epílogo de la carrera ProTour masculina, y en la que quedaba segunda, tras Laura Stephens. «Quizá haya sido el momento más amargo del año, pero también fue un día muy bonito, por correr en Cataluña. Pensaba que si la llegada era hacia arriba podía ganar, pero después de subir, nos tocaba bajar hasta meta y ahí no tenía nada que hacer».
En cuanto a los mejores momentos de lo que va de año se queda sin duda con el doblete del Giro y La Course. «Fue un curso intensivo de ciclismo, sobre todo el Giro, donde salíamos todos los días a unas medias brutales, con mucho estrés. Me hubiera gustado aportar un poco mas, pero fue imposible. De todos esos días me quedo con el Zoncolan. Ni te puedes ni imaginar lo duro que fue, pero al mismo tiempo con todo el público volcado con nosotras. Increíble. Y una semana más tarde en Francia, viviendo el Tour desde dentro, con las mismas carreteras, los mismos puertos, todo el ambiente. Te sientes totalmente distinta a cualquier otra prueba».
En estos meses transcurridos Llamas destaca que «lo más destacable es que corremos ya como un equipo. Cada una sabe lo que tiene que hacer y cuando toca trabajar. Mejoramos en pequeños detalles». Sobre su director, Jorge Sanz, nos comenta que «tiene mucha ilusión y nos la transmite a todas, aunque también nos pone la presión. Hay veces que parece que está muy nervioso, pero lo controla todo al detalle». Y sobre el capo máximo, Eusebio Unzue, nos dice que «es un sol. Está superilusionado y aunque hay cosas que aún no sabe como van, se está dando cuenta de que vamos a toda leche, como los chicos».
Pero la catalana también destaca «lo que estamos haciendo porque las chicas se interesen por el ciclismo. No solo hay más participación, sino que las chicas están más interesadas en salir en la bicicleta. Y de ahí pueden dar el paso para iniciarse en la competición. Sobre todo sabiendo que ahora se puede ser profesional».
Futuro
Tras unos días de descanso después de esas dos grandes citas de la campaña, Llamas volverá con Movistar en el Gran Premio de Plouay, a finales de mes, para hacer en septiembre el Tour d’Ardeche, esta vez con los colores de la selección. «Es una vuelta muy bonita, para escaladoras como yo».
Pero el verdadero sueño es el Mundial de Innsbruck. Cuando le preguntamos si el seleccionador le ha insinuado algo, la catalana es clara «la que lleva insinuándose desde el año pasado para ir al Mundial soy yo. Desde que conocí el recorrido, es una carrera que me ilusiona y ojala pueda ir. desde luego me prepararía como nunca porque es una pasada».
Con ello daría por finalizado una temporada que resume como «muy importante. Como te decía, hay en algunos momentos en que me hubiera gustado aportar más. Pero me doy por satisfecha, por todo lo que he aprendido, a lo que le doy más importancia que a ganar».