A veces, Pedro Delgado (Segovia, 1960) se levanta sobresaltado por una pesadilla recurrente: llega tarde a la etapa. Le pasó en Luxemburgo, donde se presentó dos minutos y 40 segundos tarde a la contrarreloj y tiró a la basura un Tour que probablemente hubiera ganado. El segundo para un ciclista sobrado de épica y falto a veces de un poco de buena suerte. Pero tiene un sentido del humor y un encaje extraordinario. Incluso para capear nuestra maldita crisis, que este año casi le ha dejado sin comentar el Tour por televisión. Extractamos su entrevista en la web de El País.
P. ¿Está tocado de muerte el ciclismo?
R. No creo, en Francia, Bélgica o Italia no va a morir nunca. Ahí hay un negocio importante alrededor de la bicicleta. Aquí con la Vuelta no es lo mismo.
P. ¿Se pueden ganar siete tours sin doparse?
R. Yo estoy convencido de que sí se puede. Ante esa afirmación de Armstrong, yo digo que el ladrón cree que todos son de su condición. Ha hecho de robar un medio de vida y no entiende que haya gente honrada. Lo de Armstrong es un mal ejemplo, pero el ciclismo no son sus siete tours. Yo creía en sus victorias. Pero ellos eran más listos que los que le controlaban.
P. ¿Usted se cree lo del filete de Alberto Contador?
R. No sé si es verdad, pero la historia la conocía antes de que saliese el positivo. [José Luis López] Cerrón, que le llevaba la carne, me llamó ese día para cenar y me contó que llegaba tarde porque había parado a comprar carne en la frontera. ¿Así que por qué voy a dudar?
P. Entonces, ¿en todos los deportes hay dopaje?
R. Eso todo el mundo lo sabe. Sobre todo en lo que se entiende como tomar productos que están prohibidos. ¿Por qué en fútbol yo me puedo sacar sangre y hacer un preparado… y en ciclismo solo hablar de sacar sangre ya le dan positivo? Aunque también es lo único que os interesa a vosotros: el morbo. A mí solo me llaman cuando hay escándalos de dopaje. En España solo interesa el tema oscuro, aquí no defiende nadie el ciclismo.
P. Pues si no lo defiende Rajoy que su pasión…
R. Eso dicen. Pero el deporte aquí, en España, está peor que nunca. Ha habido unas restricciones enormes. A él le gusta, pero solo como espectador. No contribuye a echarle una mano. Mucha gente pensó que se notaría un cierto apoyo, pero todas las federaciones están que arden.