Pocas veces ha sido tan sencillo realizar un balance de la actuación de la selección española en un evento deportivo como de este Campeonato de Europa de Plovdiv, y que se puede resumir en tres puntos:
- Los dos grandes referentes del combinado nacional afrontaron este Europeo como un test, esperemos que provechoso, pero lo adornaron de la mejor firma posible, con dos medallas de oro.
- Los veteranos de la selección aprovecharon su oportunidad, unos, como Helena Casas, llegando incluso a subir al podio y otros, caso de Juan Peralta, quedándose muy cerquita de él.
- Los jóvenes -y los noveles- apuntaron detalles interesantes, pero su evolución dependerá de las líneas de trabajo que se planteen desde la Española en este ya nuevo ciclo olímpico.
Comenzando por Sebastián Mora y Albert Torres, ya dijeron en las entrevistas previas a este Europeo que iban a Plovdiv a realizar tests de cara a su preparación para ese gran objetivo que son los Juegos Olímpicos de Tokio. Obviamente no es el momento de analizar si esta preparación ha sido más o menos positiva, entre otras cosas porque antes de nada lo tienen que analizar sus entrenadores, por lo que nos debemos centrar en el balance deportivo. En el caso del castellonense comenzó con un scratch en el que no se le vio en ningún momento, y que sembró algunas dudas, aunque insistía en que “venía a probar cosas y no me han salido, pero el sábado me veréis en la puntuación”. Dicho y hecho, ya que no tenía el más mínimo problema en conseguir su quinto título continental, en la tercera modalidad.
Torres debutaba en un ómnium en el que le faltó la frescura de otras ocasiones, y él mismo lo reconocía, y aunque mantuvo una gran regularidad, no le permitió estar en un podio en el que precisamente estuvieron dos ciclistas que tuvieron más chispa, Matthew Walls y Iuri Leitao. Sin embargo, el domingo volvimos a ver una de las mejores versiones de #GoTorresGoMora que se llevaron la madison sin necesidad de ganar vuelta. Y si bien es cierto que la carrera se les puso en franquicia con la caída de los británicos, también lo es que estos incidentes forman parte del juego. Lo que cuenta es que los españoles ya son tricampeones continentales de madison.
La ausencia de numerosos velocistas de prestigio no influyó en el ‘top’ de las distintas disciplinas cortas, pero sí dejaba una oportunidad a corredores que normalmente no pueden acceder a esas posiciones en el podio. Fue lo que aprovechó muy bien Helena Casas para llevarse el keirin, corriendo de forma muy inteligente una primera ronda en la que te jugabas el todo o el nada. Y fue lo que le faltó a un Juan Peralta que se encontró con el griego Sotirios Bretas en el mejor momento de su vida y que le dejó fuera de las semifinales de la velocidad y del podio en la prueba por equipos y del keirin. Como nos decía el navarro, “me voy muy contento con mi rendimiento y me he vuelto a sorprender a mí mismo”, lo que ojalá se traduzca en la continuidad a medio plazo de Peralta en los velódromos, esa que decía que iba afrontar “día a día”.
Y terminamos con el resto, un conjunto bastante hetereogéneo de pistards cuyo trabajo es a medio o incluso largo plazo, y en algunos casos comenzando prácticamente de cero, con es el caso de las persecuciones. Quizá lo más espectacular, por inesperado, haya sido esa eclosión de Erik Martorell como persecucionista, una disciplina sobre la que desconocíamos sus buenas maneras, acostumbrados a verle principalmente en las pruebas de fondo, pero que con ese 4:18 tiene a tiro el legendario record de Sergi Escobar que ya data de hace 16 años.
En estos casos, tan sólo se ha dado ese primer paso, el que no sabe a dónde nos puede llevar, pero si nos saca de donde deseamos salir, en este caso la dejadez y el abandono de estas disciplinas por parte de la Federación en los últimos años. Precisamente Escobar lo resumía perfectamente en lo referido a las cuartetas. “Los chicos como las chicas tienen tres años para bajar 15 segundos, más de lo mismo. Tiempo hay, pero el tiempo no se detiene, va pasando y se va perdiendo como hasta ahora”.
Y como ya hemos referido varias veces, hace falta una planificación general sobre cómo se va a trabajar, con qué mimbres –se ha ratificado en Plovdiv lo que ya vimos en Fiorenzuola, que haberlos, haylos- y qué tipo de sinergias va a haber entre la carretera y la pista, y ello requiere un cambio no sólo en la forma de hacer las cosas, sino en la mentalidad. De momento se insiste en el Plan Estratégico y de Tecnificación, de entrada, con los mismos errores del año pasado –desconocimiento de los ciclistas que lo integran, elecciones de corredores equivocadas incluso con deportistas retirados…- a la espera de conocer sus contenidos, incluso las fechas de sus actividades, aunque la primera tendrá lugar en Valencia, dentro de muy pocos días, del 26 de noviembre al 8 de diciembre. Lo mismo para la Copa de España que mantendrá un mismo esquema muy similar y se ha demostrado insuficiente. Es más, ni siquiera se sabe si se va a dar continuidad a Raúl Mena como responsable de este proyecto en los próximos cuatro años.
De todo ello depende que consideremos Fiorenzuola d’Arda y Plovdiv como el comienzo de un ilusionante ciclo o nos rindamos a la evidencia de que sigamos teniendo el mismo perro –agonizante- con distinto collar.