París 2024: ¿Habrá récords del mundo en pista?

Gran Bretaña, candidata a récord © nstagram Team GB

TrackPiste / Ciclo 21

Si por algo se recordarán los Juegos Olímpicos de Tokio es por la cantidad de récord del mundo que cayeron en la persecución por equipos, hasta dejarlos en unas estratosféricas marcas de 3:42.032 para la ‘squadra azzurra’ masculina y de 4:04.242 para las féminas de Alemania. Plusmarcas a las que nadie se ha acercado en estos últimos tres años, a diferencias de ciclos olímpicos anteriores en los que sí era común establecer marcas en esos años intermedios. China estableció un poster récord en la velocidad por equipos femenina de dos corredoras, pero la marca masculina de Países Bajos, registrada un año antes en el Mundial de Berlín (41.225) no se vio amenazada (41.369).

Los récords son otro de los grandes atractivos de la pista, y aunque todo el mundo lo asocia a las características del velódromo, y en especial a su superficie, y a la altitud en la que se encuentre, lo cual es obviamente cierto, hay otras características que son determinantes. Y es que básicamente a menor presión atmosférica, menor densidad del aire y mejor ‘penetración’ de los corredores. Y este es un índice que se mejora no sólo por la altitud, sino también por la humedad -el aire húmedo es menos denso que el seco- y por el calor -el aire cálido es menos denso-, lo que nos explica muy bien el profesor Eloy Izquierdo en este enlace. Y estas fueron las condiciones que abundaron en el velódromo de Izu para ese temporal de récords.
 
Pero volviendo a la superficie, no hay que olvidar que la madera vieja ‘desliza’ mejor que la nueva -y la de París tiene ya casi diez años- y que fue totalmente lijada en mayo, en teoría por razones estéticas… pero sin olvidar ese objetivo final de que sea rápida.

Tres tipos de pruebas

¿Se batirán muchos récords en París? Lo primero que hay que hacer es considerar tres tipos de pruebas. Por un lado, los 200 metros, para el que juega a favor una característica que pocos velódromos tienen, y en el de que Saint-Quentin-en-Yvelines es uno de los más destacado: la anchura de sus ocho metros, que permiten un lanzamiento más rápido, por lo que no es atrevido pensar que podamos ver caer los 10.154 que estableció Kelsey Mitchell en la altitud de Cochabamba hace casi ya cinco años. En cuanto al récord masculino, los 9.100 de Nicholas Paul (o más concretamente los 9.099 no homologados del entonces ruso Mikhail Yakovlev) también están a muy poca distancia y más teniendo en cuenta que Jeffrey Hoogland batió el récord olímpico en Izu con 9.215, y que son ya muchos los velocistas que se acercan a ese tiempo.

El segundo grupo es el de la velocidad por equipos. En féminas es una distancia que no lleva mucho tiempo por lo que tiene mucho margen de mejora. No hay que olvidar que China batió recientemente en récord en un entrenamiento (45.487) y que debe caer en un evento de tanto nivel. También se espera que el masculino antes referido pueda ser batido. La pregunta del millón es si por Países Bajos o por Australia, cuya plusmarca es 41.600.

Finalmente está la persecución por equipos, una prueba que, por su duración, es más sensible a las condiciones de la presión atmosférica. Pero hay otro detalle que se debe tener en cuenta: la longitud de las rectas. Cuanto más ‘redondo’ sea un velódromo, más rápido resulta para este tipo de pruebas, porque permite mantener mejor la velocidad y la composición de la cuarteta, sin que haya cambios de ritmo en la entrada en los peraltes. Y el de Saint-Quentin-en-Yvelines es idóneo en este sentido.

Hay otro factor, el material y en concreto sus cualidades aerodinámicas, en el que no vamos a entrar, pero es obvio que Gran Bretaña, Francia, Italia, Dinamarca, Japón y otros candidatos han realizado un gran trabajo este apartado.

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