Desde que el pasado domingo el diario francés ‘Le Monde’ anunciara que ASO, la propietaria del Tour de Francia, había comunicado por escrito al equipo Sky que no incluyera a Chris Froome en su lista de corredores para el Tour con objeto de «preservar su imagen, su reputación y la de la prueba», los acontecimientos se precipitaron.
Tan solo un día después, la Unión Ciclista Internacional ponía fin a una incómoda espera que comenzaba a mediados del mes de diciembre del pasado año, cuando una filtración daba a conocer un resultado positivo adverso del sudafricano por exceso de los 1.200 ng/ml de salbutamol considerados normales (un medicamento por inhalación para aliviar los ataques de asma) de una muestra obtenida al finalizar la 18ª etapa de la Vuelta Ciclista a España con llegada en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana y en la que vencería el corredor belga del equipo Lotto Soudal, Sander Armee.
El ciclista británio del Team Sky tendría conocimiento de estos resultados el 20 de septiembre, apenas dos días después, y se adjudicaría finalmente la clasificación general de la Vuelta por delante del italiano del Bahrain-Merida, Vincenzo Nibali, y del ruso del Katusha, Ilnur Zakarin.
La decisión de la UCI de absolver a Froome al considerar la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) que no había cometido ninguna infracción, conocida cuando todavía no habían transcurrido 24 horas desde el comunicado de ASO, tenía su trascendencia: en el tiempo en el que pudo competir dado que no había sido suspendido para ello, el ciclista del equipo inglés había ganado un Giro de Italia, lo que hacían un total de dos grandes vueltas bajo la sospecha de un presunto dopaje.
Ese mismo día, el director de la Vuelta, Javier Guillén, afirmó “llevábamos mucho tiempo esperando, pero ahora ya sabemos quien es el ganador de la Vuelta”.
Finalmente, apenas cinco días antes del comienzo de la ronda francesa, Christian Prudhomme, director del Tour de Francia, sentenciaba el asunto anunciando que aceptaban a Chris Froome.
«Cuando uno cree que va a tener éxito»
Ésta sencilla definición de la autoconfianza describe a aquellos ciclistas que confían en sus posibilidades y creen en sí mismos.
La confianza no se refiere a la mera creencia ingenua por la que solo con pensar que podemos conseguir un objetivo vamos a alcanzarlo. Al contrario, una confianza óptima implica el desarrollo de unas capacidades físicas y psicológicas acordes al desafío que tenemos por delante, lo que nos ayudará a sacar nuestra mejor versión como deportistas, acercarnos a nuestro máximo potencial y mejorar nuestro rendimiento.
Se sabe que la confianza genera emociones positivas que nos mantienen calmados frente a la presión y enérgicos durante la competición; favorece la concentración, lo que reduce las distracciones e incrementa la capacidad de nuestra mente para centrarse en lo que realmente estamos haciendo; nos impulsa a plantearnos retos difíciles y a que lo demos todo para conseguirlos; nos anima a persistir en nuestro esfuerzo y a no ceder fácilmente; así como a asumir riesgos para sacar ventaja a los rivales.
Por contra, la falta de confianza influye negativamente en los deportistas, especialmente en los momentos de mayor presión. Genera dudas, nos hace ser más conservadores en la toma de decisiones, provoca ansiedad y dificulta nuestra concentración en la tarea que estamos realizando, por lo que el rendimiento disminuye.
Primera victoria de Froome: Tomar la salida
Como recientemente demostró el sudafricano al atacar a 80 kilómetros de meta durante la etapa reina del Giro de Italia entre Venaria Reale y Bardonecchia, de 185 kilómetros, con puertos como Colle de Lys, Colle delle Finestre, Sestriere y Jafferau, y que a la postre lo coronaría como líder de la carrera, la autoconfianza de Froome es realmente elevada.
Ha asumido riesgos inusuales dada su calculada forma de correr, como arriesgarse a atacar desde lejos o hacerlo solo sin la colaboración de otros corredores frente a la posible cooperación de sus rivales.
Además, los dos triunfos de etapa y la victoria final en el Giro han alimentado una confianza que incrementa sus expectativas de éxito, lo que le otorga una ventaja extra frente al resto de aspirantes a ganar el Tour.
El corredor más fuerte, el rival a batir para todos aquellos ciclistas que toman hoy la salida en la 105ª edición del Tour de Francia. Un ciclista que, durante 24 horas, estuvo fuera de la prueba.
Frente a las palabras de Bernard Hinault la semanas previas a la resolución de la UCI, en las que instaba a boicotear su presencia: “Si (Froome) toma la salida, nosotros no lo haremos” y los recientes abucheos del público durante la presentación de los equipos este mismo jueves, encontramos un procedimiento concluido, un Chris Froome absuelto y con la intención de igualar a Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain ganando su quinto Tour de Francia.
Para Mr. Christopher, sin duda, la primera victoria de este Tour es poder estar hoy en Noirmoutier-En-Île.
* Antonio Moreno es piscólogo del deporte especializado en ciclismo