-¿Cómo se encuentra después del esfuerzo del Tour?
-Ahora bien, porque semana y media después de acabar estaba bastante tocado y me costaba recuperar. Luego las cosas mejoraron, no hubo muchas celebraciones y he podido realizar buenos entrenamientos.
-Verse en el podio del Tour junto a sus hijos, ¿ha sido su mejor momento?
-Por suerte, he tenido buenas victorias y excelentes instantes como ciclista. La Flecha fue la primera gran clásica que gané, luego conseguí un Monumento como Lombardía, tengo etapas y podios en las tres grandes… Pero la más especial de las tres es el Tour, sin duda.
-Entonces, ¿con cuál se quedaría?
-Si tuviera que elegir, quizá la Flecha Valona, por ser mi primer éxito en una clásica de prestigio, y, sobre todo, el Giro de Lombardía.
-Le falta el triunfo en una carrera de tres semanas.
-Así es. Sé que conquistar una grande es muy complicado, aunque he demostrado que está a mi alcance. Me la intentaré apuntar en esta Vuelta. Antes de que me retire, supondrá el máximo reto de mi trayectoria. Para pasar de un buen palmarés, como el mío, a un currículum magnífico la diferencia radica en este punto.
-El Giro y la Vuelta de 2012 las perdió.
-Sí, no se olvida. En ambas creo que fui el más fuerte, con la escuadra más potente. Estos temas te hacen daño, pero también te convierten en un corredor más maduro para enfrentarte a la adversidad. Con 34 años, fueron dos oportunidades que no debí desaprovechar. Ahora podría presumir de dos grandes y aspirar a una tercera, y la realidad es que busco la primera.
-Los doce finales en alto y las bonificaciones le favorecen.
-Desde luego, aunque ahí andarán Valverde, Nibali, Basso, Samuel o Mollema para ponérmelo imposible.
-¿Le hace ilusión que le consideren el mejor en los muros?
-¡Imagínese! Es como cuando hablan de Cancellara como el número uno en la contrarreloj, o de Cavendish como imbatible en los sprints. Estos dos impresionan, me encanta que me miren igual en mi especialidad.
-¿Alguna otra meta por cumplir?
-Sí, el Mundial y la Lieja, que es la prueba que más me motiva y a la que más cariño le he cogido, y donde he sido dos veces segundo.
-Cuando empezó en este deporte, ¿imaginaba que alcanzaría este nivel?
-Sueñas con ser Perico o Indurain, pero sabes lo difícil que será incluso llegar a profesionales. Luego, a medida que transcurren los años y acumulas experiencia, tu trabajo te parece casi, casi más fácil, y los objetivos, más accesibles.
-¿Considera clave en su evolución el fichaje por Katusha?
-Sí. Dejé la sombra de Alejandro y, aunque conocía mi nivel y había realizado buenas generales mientras curraba para él, no había explorado mis límites como líder. El apoyo que me han brindado aquí supuso un espaldarazo básico para confiar más en mí y luchar por retos ambiciosos.
-Ha mencionado su edad, 34 años. ¿Hasta cuándo seguirá?
-Hasta que aguanten la cabeza y las piernas, espero que muchas campañas. Por ahora no me siento cansado, disfruto con lo que hago, he reunido un magnífico grupo a mi alrededor que me facilita las cosas y mi mujer y mi familia me comprenden y apoyan. El coco es lo más importante para mantener la línea de sacrificio que requiere el ciclismo.
-¿Dejar a los seres queridos es lo más duro?
-Sí, pero nos hemos establecido en Andorra y sólo me pierden de vista al principio de la temporada, en alguna concentración. Luego saben que las carreras forman parte del oficio. Paso todo el tiempo que puedo con ellos, me encanta estar con mis críos.
-Ha coincidido en España con Contador, Valverde, Samuel o Freire. ¿Se le ha valorado lo suficiente?
-Sí, los medios y los aficionados me tratan bastante bien. Lo que pasa es que hemos tenido mucha suerte con esta generación, no bajamos del podio en las grandes ni paramos de ganar clásicas. Quizá sea la mejor de siempre. El problema llegará cuando no estemos.
-¿Se puede confiar en los resultados que han conseguido y en que este ciclismo es más limpio?
-Lo siento, no hablo de dopaje.
-Para ir terminando: ¿cómo ha cambiado su deporte desde que comenzó?
-Muchísimo, las bicis de mi época en la ONCE son casi reliquias. La introducción de la tecnología para los entrenamientos y la competición lo ha mejorado todo, lo mismo que la forma de comunicarnos y de enterarnos de las cosas, con Twitter e internet en el móvil.
-¿Ha ayudado a su imagen su carácter extrovertido?
-Esto es como todo: a algunos les gustas y otros no te tragan. En Twitter me llegan mensajes de apoyo y otros que me ponen las pilas. Lo que intento transmitir siempre es mi estilo de vida alegre y que soy una persona normal como cualquier otro, con mis historietas.