#RadioVuelta. Semana 15

Cerveza para el campeón © Etixx

Cerveza para el campeón © Etixx

#Trend El arco iris que nunca se pone 

Dijo Michal Kwiatkowski que correr con el maillot de campeón del mundo no es sencillo. Con tal prenda eres un ciclista marcado y señalado. Sin embargo en la Amstel este polaco que no perdona fue una centella en el momento clave demostrando un dominio de la escena que no encuentra Alejandro Valverde, quien encadena y encadena podios en carreras en las que hace un tiempo parecía infalible. En España la competición volvió con la Vuelta a Castilla y León donde Pierre Rolland dejó a Beñat Intxausti e Igor Antón con las ganas de ganar una de las pocas carreras en las que no se deben a un líder. Otras clásicas salpicaron la semana, como por ejemplo el Tro Bro Leon, esa carrera bretona y verde, muy verde, que devolvió a Alexandre Geniez al triunfo. Geniez gana poco pero singular, y esa clásica tan especial la suma a una victoria en la etapa reina de la Vuelta de hace dos años. Días antes Ben Hermans impidió que BMC se fuera de vacío de la primavera.

#Click La carrera más singular del mundo

Al Tro Bro Leon le llaman la “Roubaix bretona”, pero en las historias que he podido oír, en las referencias que me llegan y en las imágenes televisivas que nos abordan, se adivinan matices, y muchos de ellos únicos. La carrera se desarrolla sobre más de 200 kilómetros e incluye sendas vecinales y agrarias por medio de densas arboledas. Lo que camino del infierno del Norte se llama sector de pavés, aquí percibe el nombre de ribin–en plural ribinoù- una fortuna de tierra, con carrilleras de césped en su tramo central, y piedras azarosamente distribuidas. Una carrera tristemente eclipsada por la Amstel y sin embargo a veces es mucho más espectacular.

#Profile Kwiatkowski o la perfección del arco iris

Nos gusta mucho Michal Kwiatskowski porque es de lo poco genuino que queda en el pelotón. El año pasado el polaco se quedó con ganas en las Ardenas y ahora entra en las mismas ganando la Amstel en una lección de serenidad impropia de un corredor tan joven. Lo mejor de todo es que siempre que gana se le taca de sorpresa. Sin embargo lo que más nos apremia en la la lectura del campeón del mundo es que no se corta frente a nadie. Si el año pasado no le hizo ascos escaparse y ganar a Peter Sagan en la Strade, esta vez le entró con todo a Michael Matthews en la Amstel. Ciclistas en definitiva más veloces que él a priori, que han acabado claudicando.

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