#Trend Las verdades de la Classicissima
San Remo ha abierto el núcleo duro de la primavera y ha dejado cartas boca arriba. Por un lado que si se corre a mil por hora, trescientos kilómetros son capaces de fundir a los mejores velocistas del mundo, incluso sin presencia de grandes subidas. Por otro que Fabian Cancellara tiene motivos para sentirse agraviado con este monumento que ganara hace seis años y que le ha dado tres segundos puestos consecutivos, además en contextos muy diferentes aunque siempre un corredor rápido por delante: desde Gerrans a Kristoff pasando por Ciolek. De cualquiera de las maneras el suizo es el hombre a temer en lo sucesivo con la incógnita del estado moral de Tom Boonen y las angustias que poco a poco invaden a Peter Sagan. Igual es un checo, compañero del citado Boonen, Zdenek Stybar, delante también en San Remo, quien al final acaba siendo la sombra del suizo volador.
#Click Las aguas de San Remo
Si la meteorología hacía y deshacía con mayor incidencia en las clásicas del norte, y especialmente en las del adoquín, las dos últimas ediciones de la Milán-San Remo no han sido benévolas en lo climático. Sin llegar al extremo de 2013 con una carrera fraccionada por la imposibilidad de seguir ante la tremenda nevada, la edición presente estuvo muy pasada por agua y el frío mermó las opciones de muchos, entre otros, velocistas como Cavendish y Greipel que al final se vieron incapaces.
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